Bajo la sombra dulce de los naranjos de la sede de la Delegación del Gobierno de la Junta de Andalucía, el aire olía este jueves por la mañana a azahar y celebración. El color del día, verde como las hojas de los árboles, se ha podido advertir desde bien temprano en la bandera autonómica. En el número 68 del Paseo de Almería, Andalucía ha celebrado hoy su símbolo y su memoria, en un ambiente alegre que ha recordado por qué el 4 de diciembre merece rango institucional.

El Día de la Bandera ha reunido este jueves a representantes de la Junta, del Ayuntamiento y del Gobierno en la Delegación de la Junta en Almería. No ha sido una ceremonia rígida, pese al protocolo: en el patio se ha notado cierta alegría contenida, como si todos recordasen que esta fecha, declarada festiva en 2022, es antes que nada un guiño al 4 de diciembre de 1977, a aquella Andalucía que salió a la calle con la determinación de hacerse oír.

Entre los asistentes, la consejera de Desarrollo Educativo, María del Carmen Castillo, ha llegado saludando a docentes y directores de centros con una gran sonrisa. Al empezar su intervención, ha recordado que la bandera representa "la unidad de los ciudadanos". Pero sus palabras sobre el sistema educativo han resonado más en los corrillos posteriores que en el atril: ha hablado de avances, de inversión pública, pero también del "lastre de la infrafinanciación", un comentario que algunos asistentes comentaban en voz baja mientras seguían atentos el desarrollo del acto.

Por su parte, el consejero de Agricultura, Ramón Fernández-Pacheco, se ha referido desde el estrado a la bandera como "una llamada a ir juntos". Su discurso, centrado en la fortaleza del campo andaluz y en esa idea de que "la blanca y verde nos recuerda que unidos somos más fuertes", ha ganado un peso añadido por la actualidad inmediata: apenas unas horas antes, la Consejería ha presidido una reunión telemática extraordinaria con la Mesa de Interlocución Agraria para abordar el brote de peste porcina africana detectado en Cataluña. 

Allí, la viceconsejera Consolación Vera ha trasladado al sector un mensaje de tranquilidad -"Andalucía está libre de la enfermedad"- y el compromiso del Gobierno andaluz de intensificar controles, reforzar la bioseguridad en las granjas y vigilar especialmente los movimientos de ganado. 

Incluso ha apelado a la ciudadanía para que no alimente a los jabalíes: "Son fauna silvestre, no doméstica". Ese contexto ha hecho que las palabras posteriores de Fernández-Pacheco sobre la capacidad del campo para levantarse y proteger sus recursos hayan sonado especialmente alineadas con el esfuerzo coordinado que el sector vive estos días para evitar que la enfermedad cruce fronteras.

Un hecho histórico compartido

La delegada del Gobierno andaluz, Aránzazu Martín, ha tomado la palabra después. Con un tono más pausado, ha recordado que el 4D no ha pertenecido nunca a un solo partido, sino a una expresión colectiva de autonomía. Apenas ha mencionado los grandes proyectos ejecutados en la provincia (la Autovía del Almanzora, La Alcazaba, el conservatorio Kina Jiménez), citados para subrayar una idea que han repetido muchos asistentes a lo largo de la mañana: la Andalucía del presente avanza, aunque su memoria siga anclada al impulso ciudadano de 1977.

El izado del símbolo

El momento más esperado ha llegado cuando los agentes de la Unidad Adscrita de Policía han entrado en el patio portando la bandera. De pronto, el murmullo ha bajado. El jefe de protocolo, Joaquín Socías, la ha izado mientras el Grupo de Cámara del Conservatorio Profesional 'Julián Arcas' interpretaba el Himno de Andalucía. Un momento en el que hay quien se ha erguido un poco más, quien se ha llevado la mano al pecho, y quien simplemente ha mirado la tela ascender como si mirara un recuerdo. 

La solemnidad se ha disuelto pronto, cuando las alumnas de Danza Española del Conservatorio Kina Jiménez han ocupado el centro del patio para interpretar Yo soy del Sur. El golpe de zapato sobre el suelo, las faldas, el ritmo… y muchos aplausos y risas. 

Y como broche final, los reconocimientos: primero a los participantes en el acto institucional; luego al Cuarteto de Saxofones del Conservatorio, que ha recibido un aplauso especial al retirarse. Y, ya hacia el final, los premios del concurso de dibujo de la Escuela de Arte Carlos Pérez Siquier, cuyos trabajos ganadores colgarán en la Delegación durante los próximos días.

El acto se ha disuelto finalmente en conversaciones y fotografías improvisadas bajo los naranjos, pero la bandera ha continuado ondeando en lo alto. Quizá por eso, al salir, muchos caminaban despacio. En el Día de la Bandera, el Patio de los Naranjos ha vuelto a poner sobre la mesa esa mezcla tan andaluza de memoria, reivindicación y celebración tranquila. Una forma sutil y luminosa de recordar que aquello que empezó el 4 de diciembre de 1977 aún late, año tras año, en espacios como este.