La Voz de Almeria

Almería

Las 'Kellys': la otra cara de la "precariedad laboral" en la provincia de Almería

Las camareras de piso enfrentan "jornadas agotadoras, sueldos bajos y una sobrecarga de trabajo" que se dispara en verano

Las 'kellys' o camareras de piso enfrentan condiciones laborales inestable y con pocas garantías.

Las 'kellys' o camareras de piso enfrentan condiciones laborales inestable y con pocas garantías.Pixabay

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La temporada alta dispara la ocupación hostelera en Almería, pero también la sobrecarga y precariedad de las camareras de piso. La falta de refuerzos durante la época estival agrava la carga física de las trabajadoras. La Asociación de Kellys, explica que el término que da nombre a su oficio proviene de un juego de palabras, "la que limpia". 

María —nombre ficticio para proteger su identidad— tiene 53 años y lleva desde 2009 trabajando como camarera de piso en un hotel de la capital almeriense. Sus días transcurren entre escobas, fregonas, carros de ropa sucia y escaleras interminables. "Es un horario de trabajo rotativo, no sabes si entras a las cinco, a las seis, a las siete...A veces sales a las doce, a las una o a las 2 de la mañana. Es un turno así".

La cara oculta del turismo 

El turismo presenta uno de los principales motores económicos de la provincia. Sin embargo, detrás de las cifras de ocupación y los anuncios de 'todo incluido', la realidad de las 'kellys' se invisibiliza. En verano, la presión se dispara, el número de habitaciones por día puede duplicarse y los ritmos se vuelven inasumibles.

"Es un trabajo muy sacrificado. Por la mañana tenemos que hacer las zonas comunes: la entrada, la terraza, la azotea… Y luego de hacer todo eso, entonces bajar a la habitación", explica la trabajadora. En total, calcula que puede llegar a hacer unas 20 habitaciones diarias, a lo que se suman tareas extra. No siempre hay tiempo para comer: "Si no se termina la habitación, hay que acabarla".

Jornadas interminables y cuerpos al límite

El coste físico del trabajo es evidente, dolores lumbares, cervicales, lesiones en hombros y rodillas. "Tengo una hernia discal, la columna entera afectada y el síndrome del túnel carpiano". María reconoce que muchas de sus compañeras también sufren en silencio, a lo que ella se pregunta "¿dónde están las personas? Porque esto es un abuso"

El verano sigue su curso, los hoteles llenan sus habitaciones, los turistas disfrutan, y ellas, siguen limpiando a contrarreloj. María no duda en dar un consejo a las más jóvenes que se acercan a este oficio. Lo dice con claridad y desde la experiencia: "Les aconsejo que estudien, porque este trabajo es una matación". 

La historia de María representa la de muchas otras mujeres que viven estas condiciones cada día, con la esperanza de que las futuras generaciones no tengan que conformarse con empleos que desgastan el cuerpo y apagan la mente.

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