Con décadas de abandono a sus espaldas y una historia arquitectónica singular, el Palacio Góngora encara una nueva oportunidad para su recuperación. El Ayuntamiento ha sacado por segunda vez a venta forzosa este inmueble, ubicado en el número 20 de la calle Hernán Cortés, en pleno centro histórico de la capital, con un precio de salida de 346.726,05 euros.

Se trata de una actuación impulsada por la Gerencia de Urbanismo para evitar la pérdida definitiva del edificio, que fue declarado en “ruina inminente” en septiembre de 2013. Desde entonces, ha ido empeorando su estado de conservación hasta convertirse en un símbolo del abandono del patrimonio almeriense. 

Su inclusión en el Registro Municipal de Solares y Edificaciones Ruinosas permitió activar mecanismos legales que ahora permiten al consistorio intervenir con mayor contundencia, gracias a las herramientas que otorga la Ley de Impulso para la Sostenibilidad del Territorio de Andalucía.

 La decisión de volver a activar este proceso fue adoptada en Junta de Gobierno Local el pasado 21 de abril, después de que el primer intento de subasta, convocado en diciembre de 2024, no lograra atraer a ningún postor. Ahora, con una nueva convocatoria de concurso público con publicidad y concurrencia, el Ayuntamiento confía en que se presenten ofertas antes de la fecha límite, el próximo 29 de mayo.

Gran valor arquitectónico

El edificio se construyó en 1920 y posee una superficie catastral de 454 metros cuadrados de suelo y 920 metros construidos. Su valor histórico y estético es indiscutible: está catalogado como nivel 4 en el todavía vigente PGOU de 1998, y su fachada está declarada Bien de Interés Cultural (BIC). La normativa urbanística vigente exige su conservación, motivo por el que el precio de licitación incluye también el valor de la edificación, y no solo el del suelo.

Se trata, según la ficha urbanística, de uno de los inmuebles civiles más antiguos y singulares del casco antiguo almeriense. Un ejemplo de arquitectura palaciega de época que conserva elementos originales y que, pese a su estado actual, podría convertirse en un referente cultural, turístico o residencial si encuentra un promotor dispuesto a rehabilitarlo respetando su valor patrimonial