Ni Málaga, ni Murcia: Almería es Única
Carta del Director

Mujeres trabajando en una línea de manipulado.
Hace unos días y en una sobremesa en la que participé con un exministro, un consejero, uno de los hombres más cercanos a Feijóo y dos altos directivos de Cajamar, uno de ellos, con la sinceridad que favorece el haber alcanzado la meta de sus aspiraciones, lanzó una frase que me sorprendió. Los almerienses que lideran el crecimiento socioeconómico de la provincia (dijo con cálida ironía) no han salido de una habitación del Palace para llegar a un consejo de administración, han salido, hemos salido de un cortijo. Reconozco que, como paisano, me enorgulleció su honesta sinceridad. Y fue entonces cuando en la brevedad improvisada del silencio repasé una veintena de nombres que hoy lideran la creación de riqueza, innovación y puestos de trabajo en la provincia y, entre todos ellos (y de los que escribiré en otra Carta) no encontré ninguno, ni uno solo, que haya llegado al liderazgo que ejercen desde la comodidad de una herencia.
Una veintena de nombres entre los que cuesta trabajo encontrar a alguno que haya nacido en la Puerta de Purchena o el Paseo. El mayor núcleo de población no ha tenido entre sus decenas y decenas de miles de habitantes a (casi) ningún emprendedor que hoy esté entre ese grupo de creadores de empleo. La riqueza que crearon nunca fue más allá de la de sus propias cuentas corrientes, muchas de ellas abonadas por la especulación sin escrúpulos, la improductividad rentista o el oportunismo del pelotazo trufado por la influencia política en demasiados casos.
Este endemismo capitalino no es exclusivo de los últimos cuarenta años. Antes era aún peor. En la capital siempre fue tradición entre las clases acomodadas mandar al hijo listo a Madrid a estudiar una carrera, y dejarle la tienda al menos dotado intelectualmente. Una decisión que generó durante decenios una ilustre cantera de prendas y farfollas que acabaron con la cartera que heredaron de sus familias, tipos nacidos en “cunas meneadas” que todo lo arruinaron porque nunca fueron capaces de crear nada. Incluyo en esta cantera sin cartera a esos aspirantes a burguesía provinciana del Paseo y sus entornos, no y nunca a los miles y miles de almerienses de la capital que trabajaban de sol a sol en los talleres, los negocios, el mar o el campo en los arrabales.
Nadie de los que en los últimos años han creado decenas, centenares o miles de puestos de trabajo lo ha hecho desde la acomodada continuidad de una empresa consolidada. Todos ellos han alcanzado la meta recorriendo un durísimo camino iniciado con orgullo y con honor en el paisaje fatigado de la agricultura de azadón, el taller de triturado o el mostrador abierto 24 horas de sus padres y madres. Sin aquellos, pero sobre todo sin estas, muchos de los emprendedores de hoy no lo hubieran sido nunca. Porque otra de las características que hace única a Almería es el desempeño que la mujer ha tenido en el crecimiento de la provincia.
La cultura patriarcal que ha impregnado y sigue impregnando la forma con que los hombres miramos el pasado, el presente y el futuro (y entre los que yo me sitúo en el pelotón de cabeza, aquí no estamos nadie libre de pecado) nos lleva demasiadas veces a relegar inconscientemente el papel de la mujer en el espectacular cambio que ha protagonizado y protagoniza la provincia. De todos esos nombres de hombres que lideran la estructura socioeconómica muy pocos hubieran podido llegar donde han llegado sin el trabajo silencioso y permanente de esas mujeres que, además de cuidar la casa y la familia, también trabajaban bajo el plástico del invernadero o detrás del mostrador mientras sostenían al niño en los brazos (y en este tema, créanme, sé muy bien de lo que hablo). La agricultura almeriense nunca hubiera alcanzado los niveles a los que ha llegado si en sus inicios las lágrimas y el sudor de las mujeres no hubieran regado el desierto en el que se dejaron la vida. Y ahí, también las mujeres de Almería también han sido Únicas.
Como es Única su apuesta por la innovación, la sostenibilidad y la economía circular como triángulo irrenunciable sobre el que construir el futuro. Un futuro el que el agua y la búsqueda de la máxima eficiencia en su uso es la clave de bóveda sobre el que se construye y construirá el futuro, no solo de Almería, sino del planeta.
En los últimos años son muchos los que apelan a copiar modelos de éxito ya alcanzados en Málaga o Murcia. No es mala idea. Pero construir nuestro propio modelo aprovechando las experiencias de nuestros vecinos es y será siempre mucho mejor. Almería no está sola, pero el trabajo de los almerienses la está haciendo Única.