La Voz de Almeria

Almería

Desempleada a los 52 años se convirtió en marchadora nórdica y fundó su club

Compitió y se formó como marchadora y hoy promueve la salud física y mental

Sentada en el suelo Marcela Alonzúa con sus alumnos de Marcha Nórdica Club al Sol.

Sentada en el suelo Marcela Alonzúa con sus alumnos de Marcha Nórdica Club al Sol.La Voz

Melanie Lupiáñez
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Melanie Lupiáñez

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A sus 52 años, Marcela Alonzúa encontró en la marcha nórdica no solo una pasión, sino también una nueva manera de vivir. Lo que comenzó como una forma de superar un despido laboral se transformó en un proyecto que ha impactado positivamente a decenas de personas en Almería. Hoy, como presidenta del Marcha Nórdica Club al Sol, Marcela lidera un espacio donde la actividad física, la salud emocional y la conexión social se unen para mejorar vidas. En esta entrevista, nos cuenta cómo este deporte cambió su destino y el de quienes la rodean.

La marcha nórdica, reconocida por instituciones como la Federación Española de Deportes de Montaña y Escalada y la Asociación Española Contra el Cáncer, es un ejercicio integral que activa hasta el 90% de los músculos gracias al uso de bastones diseñados específicamente para este deporte. Está especialmente indicada para personas mayores o en procesos de rehabilitación, como en el cáncer de mama. Además, al practicarse al aire libre y en grupo, fomenta la salud emocional y la interacción social, convirtiéndose en una actividad que va más allá del bienestar físico.

¿Cómo llegaste a la marcha nórdica?

Todo comenzó hace unos años en el Club de Montañismo Cóndor, ellos fueron los pioneros de este deporte en Almería y me ayudaron mucho cuando fundé mi club. Este deporte, que deriva del esquí de fondo, no era muy conocido en Almería. Decidí dedicarle más tiempo cuando me despidieron después de 14 años en la misma empresa, incluso competí y quedé la segunda de Andalucía en mi categoría. También Me formé en la técnica y descubrí un mundo lleno de beneficios, tanto físicos como emocionales.

¿Cómo fue el proceso de convertirte en instructora y formar tu propio club?

Tras mi formación reconocida por la Federación Andaluza de Montañismo, decidí transmitir lo aprendido. Comencé enseñando a amigos y familiares, y hace tres años fundé el Marcha Nórdica Club al Sol, donde soy presidenta. Empezamos poco a poco, y hoy contamos con alrededor de 50 socios.

¿Qué hace única a la marcha nórdica como deporte?

Mucha gente piensa que es solo caminar con palitos, pero es mucho más. Tiene una técnica específica que combina movimiento, equilibrio y coordinación. Los bastones no solo son una herramienta, sino que alivian el impacto en las articulaciones, algo crucial para personas mayores o quienes buscan rehabilitación, como pacientes con linfedema tras un cáncer de mama.

¿Cómo organiza las actividades del club?

Realizamos sesiones regulares al aire libre, en la costa. Los horarios varían según la temporada, pero siempre integramos calentamiento, marcha y estiramientos. También incorporo ejercicios con bandas elásticas y técnicas para trabajar el equilibrio. Además, una vez al mes hacemos rutas más largas, como senderos por la región, que suelen terminar con una comida en grupo.

¿Qué impacto ha tenido este deporte en la vida de tus socios?

Es impresionante. Tengo participantes de hasta 82 años que han encontrado en la marcha no solo un ejercicio, sino también una comunidad. El componente social es tan importante como el físico: compartimos risas, historias y apoyo mutuo. Incluso he trabajado con personas con Parkinson o fibromialgia, y los avances que han logrado son conmovedores.

¿Por qué es importante para ti crear comunidad?

Muchas de mis alumnas vienen a practicar deporte porque también es un rato para socializar. Es importante tener un espacio donde hablar y sentirse acogidas. Al final del curso siempre organizo una fiesta en la playa, hago una entrega de premios y todas vienen muy contentas.

¿Qué consejo le darías a alguien que enfrenta un cambio radical como el que tú viviste?

Que nunca baje los brazos. Siempre hay una salida, incluso en los momentos más difíciles. Yo convertí una experiencia negativa en una oportunidad para redescubrirme y ayudar a otros.

¿Cuáles son tus próximos planes con el club?

Este año organizaremos por tercera vez el Camino de Santiago, una experiencia transformadora para todos los participantes. También espero seguir expandiendo el club y motivando a más personas a unirse a este estilo de vida saludable y social. Me gustaría tener más hombres en el club porque casi todas somos mujeres y que la gente más joven también se anime a probarlo para bajar la media de edad que está en torno a los cuarenta y largos.

¿Piensas en jubilarte?

Que va, ahora estoy muy bien, me encanta lo que hago, lo disfruto mucho. Estoy deseando que llegue el fin de semana para pasar tiempo con mis nietos, puedo organizarme mi tiempo, nada que ver.

¿Cómo ha cambiado tu vida este deporte?

Me dio propósito, salud y una red de personas increíbles. Hoy, con 58 años, me siento más activa y feliz que nunca. Este deporte me permitió rehacerme, y lo que más disfruto es compartir esa transformación.

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