El 17 de diciembre de 1985 la Asamblea General de las Naciones Unidas acordó que era necesario reconocer la labor de todas aquellas personas que, de forma altruista, hacen del mundo un lugar mejor a través de sus acciones totalmente desinteresadas: los voluntarios. Por eso, desde 1986, cada 5 de diciembre se celebra el Día Internacional de los Voluntarios.

De sobra se sabe que Almería es tierra de gente generosa. De hecho, ha quedado más que demostrado que los almerienses llevan la solidaridad por bandera, cuando en el último mes decenas de ellos se desplazaron como voluntarios hasta Valencia para ayudar en los trabajos de limpieza de los destrozos ocasionados por la DANA, o cuando han llenado camiones con ayuda humanitaria.

No obstante, la solidaridad está presente en la vida de los almerienses cada día y se manifiesta a través de asociaciones que cuidan de las personas que más lo necesitan, y al igual que los almerienses traspasan los límites geográficos de la provincia para ayudar a los demás, Almería también acoge con los brazos abiertos a los voluntarios que llegan a la provincia, y este es el caso de Emma Ritter.

Esta joven alemana de 18 años, natural de Renania del Norte-Westfalia, llegó a Almería en octubre para realizar un voluntariado en Verdiblanca, y no tiene pensado marcharse hasta mayo. "Tuve contacto temprano con personas con discapacidad. En primaria tuve dos amigos con necesidades específicas. Por eso, quiero dedicarme a esto, a trabajar con personas con discapacidad y ayudarles en lo que pueda", cuenta la alemana.

"Lo suyo es vocacional"

A día de hoy, el voluntariado de Emma Ritter consiste en hacer de apoyo a las monitoras y los monitores de la asociación almeriense. "Ella sobre todo está con personas con discapacidad intelectual y alguna dificultad de movilidad", explica José Ferrer, técnico del Área Social de Verdiblanca.

Cada día, un autobús de Verdiblanca la recoge a las 07:15 de la mañana y la lleva al centro ocupacional de la asociación donde su labor es supervisar (junto a una trabajadora) que las personas con discapacidad que preparan la mesa para el desayuno o la comida lo hagan de forma correcta, y si es necesario, ayudarles, preparar actividades deportivas e implicarse en ellas; organizar los preparativos para las fechas importantes del calendario, como lo es la Navidad, y también atender a cualquiera de las personas que la necesite. A partir de las 14:00, el tiempo es todo suyo.

"Lo suyo es vocacional. Se ve que disfruta con todo lo que hace. Para ella levantarse tan temprano para venir a ayudar es casi como una afición", señala José Ferrer. Y es que a pesar de tener tan solo 18 años, la joven ya era voluntaria en Alemania, donde desempeñaba actividades muy parecidas a las que hace ahora en Almería. Además, a pesar del obstáculo que supone la barrera del idioma, Emma Ritter sabe manejarse a la perfección. "Es alucinante, se entiende con todos", dice riendo José Ferrer, "El idioma es complicado, pero suelo entenderles, y si no, pues se lo digo", añade la joven. Asimismo, señala que esto es muy importante para ella: "Esta experiencia me va a ayudar como persona y ampliará mis horizontes".

Cuerpo Europeo de Solidaridad

Sin embargo, no todo es trabajar. Como si de una empleada se tratase, la joven alemana también dispone de tiempo libre que invierte en explorar, no solo Almería, sino también otros rincones de Andalucía y España. "El fin de semana pasado estuve en Madrid", dice.

Y toda esta experiencia solidaria es posible gracias a que desde 2017 Verdiblanca está inscrita en el Cuerpo Europeo de Solidaridad. "En este cuerpo están inscritas todo tipo de asociaciones, desde aquellas que se ocupan de animales, hasta una como Verdiblanca, donde nos ocupamos de las personas. Asimismo, hay asociaciones receptoras y emisoras, por lo que hay un intercambio constante de voluntarios", explica el técnico de Área Social de Verdiblanca.

En este sentido, la asociación almeriense procura de vivienda, formación, internet, manutención y dinero de bolsillo a todos los voluntarios que vienen hasta Almería. "Nosotros nos encargamos de todo. También intentamos acompañarles en todo momento para que no se sientan solos cuando llegan aquí por primera vez. Además, todas las semanas hacemos tutorías para ver como van en el piso y en el centro de Verdiblanca. Tratamos de tenerlo todo bajo control y hacer que vivan una experiencia bonita", concluye José Ferrer.