La Voz de Almeria

Almería

Don Paco se despide de sus pacientes por jubilación

El urólogo Francisco Gómez Berjón cierra su consulta del Paseo tras más de 40 años de actividad

Francisco Gómez Berjón, en su consulta del Paseo de Almería.

Francisco Gómez Berjón, en su consulta del Paseo de Almería.La Voz

Miguel Cabrera
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El próximo 1 de septiembre cierra su consulta en el Paseo de Almería por jubilación, a los 70 años, uno de los más prestigiosos y reconocidos urólogos de la provincia en el último medio siglo, Francisco Gómez Berjón, Paco para los amigos y “don Paco” para muchos de sus pacientes, que le llaman así respetuosamente, y no don Francisco, como quizás procediera.

Aunque también trabajó para la Seguridad Social en sus inicios como médico y especialista, ha dedicado sus últimos 30 años exclusivamente a su consulta privada como urólogo y cirujano, en este caso en los hospitales Virgen del Mar y HLA Mediterráneo.

Almeriense “de pura cepa, criado y engordado en el Paseo de Almería”, como dice, pertenece a una amplia saga familiar dedicada a la Medicina y la Farmacia que comenzó con su abuelo José Gómez Rosende, médico y cirujano colegiado con el número 9 en el Colegio Oficial de Médicos de Almería, y continuó su padre, el farmacéutico Antonio Gómez Campana.

Francisco es el menor de cuatro hermanos. Los tres mayores, José Manuel, Antonio (ambos ya fallecidos) y María Teresa siguieron la estela de su padre como farmacéuticos, mientras que él se decidió, por vocación, por la Medicina, que estudió en la Universidad de Granada entre 1969 y 1975. En la capital de los Cármenes, en el Hospital Ruiz de Alda, hizo también la especialidad y en 1979 se presentó ya como urólogo en la Bola Azul, donde dio sus primeros pasos como facultativo.

"Fantásticos recuerdos"

De estos años guarda “recuerdos fantásticos”, así como de los inicios del Hospital de Torrecárdenas, a cuya inauguración, en octubre de 1983, contribuyó, como todo el equipo de la Bola Azul, primero ayudando activamente en el traslado, “incluso portando camas”, y luego alumbrando al que hoy es el hospital de referencia de la provincia, en el que trabajó durante ocho años como médico adjunto del Servicio de Urología.

“Trabajaba de ocho de la mañana a tres de la tarde en Torrecárdenas, de cuatro a ocho en la privada, y de nueve a 12 operaba en el quirófano, hasta que, cansado, decidí dejar la Seguridad Social y centrarme en mi actividad particular. Mi vida entera ha sido pasar consulta y la cirugía, no he hecho otra cosa que trabajar como un cipote”, bromea al filo de su jubilación.

Curiosamente, tras esta dilatada vida profesional se muestra ahora especialmente orgulloso de que “gracias a Dios nunca haya tenido un percance”, de que después de “miles de operaciones del riñón, de vejiga, de próstata no haya sido nunca denunciado por algún paciente", a pesar de que, en el lado positivo, la gran mayoría de las personas que ha tratado le han mostrado en muchas ocasiones su agradecimiento y su reconocimiento por su buen trabajo. “Que la gente te quiera es algo que siempre llevaré dentro”, afirma.

Pero Paco Gómez Berjón también se lleva el reconocimiento y la amistad de quienes han sido y son sus compañeros. “Soy amigo de todos los urólogos de Almería. Con Juan Megino, por ejemplo, me une una profunda amistad, nunca ha habido rivalidad ni envidias entre los especialistas almerienses”. De hecho, apunta que practicaba la cirugía conjuntamente con Megino. “A veces, en el quirófano me decía en broma: oye, este paciente me lo has robado, era mío, y echábamos unas risas”.

Profesionalidad

El urólogo también defiende a ultranza la profesionalidad y el buen hacer de los especialistas almerienses. “Siempre se ha dicho que la gente se iba fuera para operaciones importantes, pero lo cierto es que toda la vida se ha operado y se ha hecho de todo en Almería con gran profesionalidad y eficacia, salvo en casos puntuales, como trasplantes”, sostiene.

Y por supuesto, en su cajón guarda anécdotas de todo tipo. Algunas incluso alcanzaron  un amplio eco nacional, como sucedió en junio de 1988, cuando se presentó en las urgencias de Torrecárdenas un hombre “que tenía atrancado en la base del pene un cojinete de acero” -una especie de aro metálico- que se había colocado, en la idea de que le ayudaría a mantener la erección y prolongar una noche loca. “Quería follar más, me dijo el hombre”, resume ahora Berjón.

“Apareció dos o tres días después de colocarse el objeto y me encontré una berenjena de las grandes, que intenté quitar de forma conservadora, pero no había manera. Finalmente, muchas horas después, conseguí cortar el acero con fresas de diamante, de las que utilizan los otorrinos. En mi vida he visto una persona más avergonzada que aquel hombre, al que volví a tratar, porque tuvo secuelas”, recuerda.

Aquella ‘hazaña’ ha estado permanentemente en su recuerdo, puesto que en su consulta mantiene colgado un marco con el cojinete en su interior.

Junto a ello, también recuerda, entre sus casos profesionales más delicados, la atención a varios presos de la cárcel de Almería que se amputaron el pene. Fue una especie de siniestra ‘moda’ en la prisión hace más de 20 años, e incluso algunos de los que lo hicieron “tiraron luego el miembro amputado por la ventana de su celda”, asegura.

Francisco Gómez Berjón es viudo -su mujer, la conocida bióloga y reportera de TVE Mar Cano falleció hace cinco años- padre de dos hijos -Javier, gerente de un hospital en Australia, y Aitana, titular de un gabinete de prevención de riesgos laborales en Madrid-, y abuelo de cuatro nietas.

Después de muchos años en Villa Pepita, donde tenía un chalé que vendió, hoy reside en el edificio Presidente de la capital. Su idea ahora es buscar alguna actividad con la que entretener el tiempo de su jubilación. “¡Yo no puedo dedicarme solo a tomar café!”, exclama. Aunque probó con el golf, reconoce que le aburrió. “Tengo aficiones, como la fotografía, o el manejo de barcos por radiocontrol, que practico en el club de mar, pero necesito hacer algún deporte…”

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