Las niñas prostituidas señalan a decenas de clientes con parafilias sexuales
Víctimas acusan a un policía de Adra por abusos a una menor a la que buscó en el coche patrulla

Operación Terciaria de la Guardia Civil
Una noche de principios de año, antes de la irrupción de la pandemia de coronavirus, la acusada S. recogió a las tres menores en su vehículo y puso rumbo a una carretera a las afueras del municipio de Adra. Las niñas tenían entre 13 y 16 años de edad y, según sus propias manifestaciones ante el Emume de la Guardia Civil, estaban siendo prostituidas a través de anuncios en el portal de citas Passion.com.
Aquella noche, una menor debía mantener relaciones sexuales presuntamente con un agente de la Policía Local de Adra que había demandando sus servicios. “Al llegar a las cercanías de Adra, en una zona de gran oscuridad y despoblada, les estaba esperando un coche policial con las luces apagadas”, declaró una de las víctimas. “S. estacionó y ella bajó, fue hasta el coche patrulla y abandonó el lugar”. A su regreso, según las implicadas, la menor manifestó que le había enseñado esposas, pistola y defensa.
El episodio aparece reflejado (con detalles escabrosos) en las diligencias desarrolladas por la Policía Judicial de la Guardia Civil en el marco de la Operación Terciaria y muestran el mecanismo supuestamente utilizado para la explotación sexual de menores en la provincia durante el último año.
No es un suceso nacido de la marginalidad, de entornos deprimidos y desestructurados, sino un sistema estructurado para contactar con menores para llevar a cabo parafilias sexuales, sadomasoquismo y prácticas fetichistas. Las investigaciones incriminan a un policía local de Adra, a un ex militar y a un monitor deportivo entre los diez detenidos por la Guardia Civil.
Ahora bien, las declaraciones de las víctimas apuntan a decenas de clientes desde principios del año 2019 y revelan la dimensión del caso. Fuentes oficiales de la Guardia Civil consultadas por LA VOZ DE ALMERÍA, insisten en que “no hay lugar a equívocos sobre la edad de las víctimas”. Dicho de otro modo, eran niñas muy niñas.
Un portal de citas
Las diligencias apuntan a que los clientes buscaban a las menores en el portal web, donde colocaban anuncios, y luego mediante mensajes de WhatsApp. Luego, con la mediación de S., que se llevaba presuntamente la mitad del dinero, concertaban citas para desarrollar prácticas sexuales extremas. Los agentes investigaron incluso a un profesor, que finalmente no fue imputado en la causa, y a otros profesionales cuya implicación en este asunto parecería a priori inverosímil.
En cualquier caso, no eran sucesos puntuales. Así lo refleja la declaración de una de las víctimas, que habla de “10 ó 15 clientes”, incluso “más” ella sola. “Seis o siete se convirtieron en clientes fijos”, añade. “Los dos clientes más activos”, explica la Guardia Civil, “llegaban a mantener hasta tres encuentros semanales con las menores”. Fueron detenidos y puestos a disposición del Juzgado de Instrucción número Dos de Almería.
Los lugares, los vehículos, las fechas concretas y qué pasaba dentro de los pisos no aparecerá en la crónica. A la presunta proxeneta S. se le imputan delitos continuados de prostitución de menores, explotación sexual y corrupción de menores. Los agentes contactaron con los padres de las menores para ofrecer el apoyo necesario en esta situación.