"El fracaso es la mejor escuela, te tiene que ir mal para que te pueda ir bien"
El cineasta Manuel Martín Cuenca estrena su última película, El autor, que por primera vez se puede ver en todas las salas comerciales de la provincia

El cineasta Manuel Martín Cuenca, fotografiado durante uno de sus rodajes
- Su última película, El autor, está teniendo críticas excelentes. ¿Es su mejor película?
- Las críticas están siendo buenas. Con Caníbal también lo fueron, lo que pasa es que no despertó tanta unanimidad. Hubo un par de críticos, como Boyero, a la que no les gustó, y esta vez me lo he ganado. La verdad es que me he sentido siempre afortunado, normalmente no he tenido malas críticas.
- ¿Sus películas gustan más a la crítica que al público?
- Bueno, si sumo todas las películas que he hecho no he llegado ni a un millón de euros de recaudación. Lo digo de broma, pero lo sorprendente es que haya podido seguir haciendo películas. De hecho, mi película más conocida, La flaqueza del bolchevique, fue un fracaso de taquilla. Lo que pasa es que conozco a mucha gente que ha oído hablar de ella, o que la ha visto en otras plataformas, la mayoría me temo que sin pagar, lo cual no me hace mucha gracia. Pero no soy objetivamente un cineasta que ha tenido éxito en taquilla. Ojalá en esta película vaya más gente.
- ¿Eso cuando pasa disuade de seguir?
- No te disuade a ti mismo. Me siento muy orgulloso de todas mis películas, pero hace más difícil levantar la financiación. Si te va muy bien a nivel de taquilla, es más fácil. A mí por cada proyecto que hago se me caen uno o dos. Hay un momento en que dices, bueno, ¿podré hacer una nueva película? No lo sabes nunca.
- ¿Es de los que piensa que hay que darlo todo por la audiencia o hacer las películas que uno quiere hacer?
- Yo creo que hay que hacer las películas en las que tú crees, y evidentemente se las cuentas a un espectador, es una narración, una atmósfera visual, pero yo no me pongo a pensar si le va a gustar a más gente, hago las películas que creo que puedo hacer de la mejor manera posible.
- Vamos, que son películas de las que está convencido.
- Claro, es que no creo que haya otra manera, igual soy un ingenuo. No puedo imaginarme pensando voy a hacer esta película para que vaya a verla mucha gente, es que lo haría mal, seguro. Creo que las películas diseñadas, normalmente fracasan.
- ¿En qué momento creativo siente que se encuentra?
- Esto puede resultar un poco raro porque ya llevo muchos años y ya tengo una edad, pero me siento como empezando, como un cineasta incipiente, que tiene que todavía que evolucionar. Como empezando a romper el corsé de las primeras películas.
- Es curioso. ¿Y cuántas llevas ya?
- Pues de ficción es mi quinta, y llevo tres documentales largos… contando las teles pues doce o trece trabajos.
- ¿Y aún se ilusiona como si estuviera empezando?
- John Ford decía que un director es director cuando hace veinte películas. Es un modelo que ya no existe porque ha cambiado la época. John Ford hizo ciento y pico películas.
- ¿No aspirará a tantas?
- No, porque es imposible, no soy un iluso, pero sí que creo que uno da lo mejor de sí mismo cuando ha rodado trece, catorce películas. Creo que hay una maduración inevitable, me parece muy raro eso de hacer una película y que la primera ya sea genial, eso será para los genios, yo no soy un genio y creo que la mayoría de la gente tampoco lo es, por eso creo mucho en el proceso.
- O sea, que está en maduración.
- Yo creo que sí, pero un maduro incipiente. Aquí, de todas maneras, en cuanto pueden te jubilan, te dan por muerto.
- ¿Es este del cine un mundo muy volátil?
- Yo creo que como todo ahora mismo, es muy volátil, muy efímero, muy rápido, si no estás haciendo una película cada dos, tres, cuatro años, se olvidan y, por otro lado, una de las cosas que están muy mal vistas es equivocarse…
- Defina equivocarse: ¿técnicamente, creativamente, que no sea éxito de taquilla?
- Pues arriesgarte y a equivocarte, y hacer una película que no te quede bien. Es equivocarte en todos los sentidos. Creativamente, técnicamente…. Todo el mundo tiene mucho miedo a equivocarse, y precisamente me parece que el fracaso es la mejor escuela. Yo creo que hay que fracasar. Te tiene que ir mal para que te pueda ir bien, creativamente hablo. Pero, por otro lado, en cada película te juegas la siguiente. Es una situación un tanto extraña, me siento como bandeando y pasando entre las piedras que van cayendo.
- ¿Cómo de difícil resulta convencer para que le produzcan una película?
- No sabría explicártelo, es una tarea descomunal. Yo últimamente no he hecho más películas que las que me he puesto a producir, es decir, a arriesgar para poder hacerla. A veces he levantado proyectos que me habían dicho no. Scorsese decía que hacer una película es como un hombre o una mujer empeñado en hacer algo pase lo que pase.
- Ser inasequible al desaliento, vamos.
- En este oficio hay tres características fundamentales: talento, oficio y carácter. El talento a lo mejor ocupa el 5%, el resto es oficio y carácter, sobre todo carácter. Si quieres dirigir una película, lo que necesitas es carácter para tirar para adelante. Los americanos dicen una cosa muy interesante, no importan las 99 puertas que se cierran, sino la puerta que se abre. Pero tienes que tocar a 99 para que se abra una, o a 97, o a 50 si tienes suerte.
- ¿Existe en su cabeza esa gran película que le gustaría hacer algún día?
- Lo que ocurre es que hay grandes ideas que me encantan, y si esas películas no se acaban haciendo, al cabo de los años me parecen antiguas. Como que ya no soy ese... Bueno, hay una idea que aparqué hace tres años o así, es una historia sobre Unamuno.
- ¿Una biografía?
- Los últimos seis meses de su vida. Se tiene a Unamuno como un personaje de la izquierda, pero apoyó el golpe de estado, prácticamente fue franquista en el último momento de su vida, pero al mismo tiempo era una persona de izquierdas… Unamuno reúne en una sola persona los dos bandos de la Guerra Civil.
- ¿Y no ha querido hacerlo?
- Sí, pero para eso hay que tener mucha madurez, escribir una película sobre un personaje que encarna lo peor y lo mejor, los dos bandos, es muy fuerte, ¿cómo cuentas eso?
- ¿Había guión?
- Llegué a escribir unas páginas, y me di cuenta de que era un tema demasiado complejo.
- A lo mejor ese puede ser el tema que esté esperando su momento.
- Puede ser, pero sobre todo me da un poco de rabia porque Unamuno está representado como el intelectual, solo se le recuerda aquel con Millán Astray en el paraninfo de la Universidad de Salamanca ¿Cómo estaba allí este señor? Pues porque estaba apoyando a esa gente. Me parece curioso que este país no se haya cuestionado su propia izquierda.
- Es un tema casi tabú.
- Ya sé que decir que Unamuno apoyó al fascismo es un tabú, pero apoyó al fascismo, y luego probablemente se arrepintió, pero lo hizo. Por eso digo que el mismo personaje contiene las dos partes de la Guerra Civil, es un personaje muy especial, muy español.
- Usted es de izquierdas, ¿cómo cree que ha evolucionado la izquierda en este país?
- Desde mi punto de vista hay sectarismo en la izquierda y en la derecha. Es una situación muy compleja porque parece como que ha entrado el capitalismo y ya solo hay un modelo social y económico, el modelo de progreso, entre comillas, el de crecimiento económico, y entonces la izquierda ha perdido un poco su sitio. Realmente yo no sé muy bien qué es Unidos Podemos, estando de acuerdo en muchas cosas que representan, no sé muy bien a qué juegan. Es un momento difícil. Hay como un modelo dominante y nadie se cuestiona cosas como el crecimiento económico. Imagino que de alguna manera todo esto va a cambiar. La crisis que hay ahora mismo, más allá del caso concreto de Cataluña, o del Brexit, o de Trump, es una especie de reacción que salta en toda Europa y en el mundo occidental frente a la manera en la que se han enfrentado las cosas, es una crisis del sistema.
- Son momentos que serán parte del relato de la historia, ¿hay mucho material narrativo?
- Hay mucho material narrativo pero, por ejemplo, en este país hay muchas cosas que no te dejan contar porque no te dan financiación. Para hacer películas ahora mismo necesitas la televisión, y hay temas directamente vetados por la televisión.
- ¿Qué temas se vetan?
- Por ejemplo, la guerra civil, o el conflicto del Sáhara. No hay una censura abierta pero hay temas de los que no se puede hablar. Este país siempre ha tenido un grave problema con su identidad, con su memoria, y le cuesta mucho analizar el relato y cuestionarlo. Creo que más que a los países anglosajones.
- ¿Tenemos entonces los españoles muchos complejos de remover determinadas cosas?
- Yo creo que tiene, ya te digo, un grandísimo problema con su identidad, no sé si es una nación de naciones, y me da igual, no soy nada nacionalista, pero hay cosas, por ejemplo lo de Cataluña, que se veía venir. España es muy del ‘ya se bajará del burro’, y el burro se tira por el abismo.
- ¿El autor debe ser comprometido?
- No necesariamente. Lo primero que tienes que ser es comprometido con el tipo de vida que llevas, que tus hechos concuerden al máximo posible con tus ideas. Evidentemente, todos tenemos contradicciones. Pero hacer películas de mensaje no me interesa. Me ha parecido oportuno en determinados momentos, en lugares que me importan mucho, como mi pueblo, como Almería, implicarme y decir lo que pensaba cuando me parecía que determinada gente estaba haciendo una barbaridad, como ocurrió en el 2000.
- ¿Y el cine debe ser políticamente correcto?
- No, ningún arte debe ser políticamente correcto, es más, tiene que ser políticamente incorrecto, tiene que agitar, romper, tiene que…
- … ¿hacer pensar?
- Y sacar de la zona de confort. El público está acostumbrado últimamente a que le complazcan, y yo creo que no hay que complacerle, y si haces como que le complaces hay que metérsela por debajo.
- ¿Se siente más satisfecho con que de sus películas salgan diciendo que le han hecho pensar a que salgan diciendo que lo han pasado bien?
- Sí, o que incluso se enfaden viendo la película. O que se entretengan y por dentro le has colado cosas.
- O sea, que en sus películas las cuela.
- Yo intento colarlas, a veces es más evidente. Caníbal es una película más frontal, en el fondo habla de la corrupción moral de nuestra sociedad, y la que acabo de hacer ahora es más ligera por fuera pero tiene mucha mala leche por dentro. Además, me meto con lo que hacemos los creadores.
- En su pueblo, El Ejido, hay mucho material narrativo.
- Como en todos los pueblos. Hombre, en El Ejido pasaron muchas cosas porque ahí hubo un alcalde y un alrededor de mucha gente muy corruptos. Bueno, también los hay en otros lugares en Almería, también en puestos muy importantes. Historias ocurren en muchos sitios.
- ¿Alguna vez se le pasaría por la cabeza rodar algo relacionado con acontecimientos de El Ejido?
- Alguna vez, lo que pasa es que a mí no me gusta la representación directa de las historias. Yo hablo a través de otras cosas. Por ejemplo, en la mitad de Oscar, el personaje del taxista tenía un discurso racista del que no era consciente, es un personaje que está sacado de alguna manera de la realidad. Yo prefiero representar las cosas de una manera indirecta. Llegar y decir que voy a hacer una película sobre el conflicto del año 2000, me parece menos interesante.
- ¿Ha visto Mar de Plástico?
- No la he visto porque no me gustan ese tipo de series en general. Cuando voy a Almería, la gente dice que no refleja la realidad, y estoy de acuerdo, pero es que es una serie de una televisión privada. Esos medios de representación no reflejan la realidad. Entonces, si te indigna que reflejen de esa manera tu realidad, que tú conoces, apaga la tele y ponte a leer. Lo que no puede ser es que cuando te tocan a ti te parezca injusto, y cuando hablan de los rusos o de los marroquíes, entonces sí es la realidad.
- Quizá no aplicamos sentido crítico a las narraciones.
- Bueno, porque estás viendo productos televisivos que son representaciones irreales. Lo que no te puedes es indignar porque haya unos actos racistas en tu pueblo y Tele 5 o Antena 3 los cubra de una manera y cuando existen en otro lugar, no te indignes. Indígnate con el modelo de representación de los medios de comunicación.
- Al margen de ser ficción, ¿con las imágenes se puede manipular mucho?
- Bueno, es que toda construcción, todo relato, es una ficción, basada más o menos en hechos reales. ¿O alguien piensa de verdad que los telediarios dicen la verdad absoluta? Hay un periodista que llega y cuenta desde su punto de vista lo que ha visto, tratando de ser lo más objetivo posible. Luego las televisiones todas tienen una línea editorial, unos dueños, unos intereses a los que servir. Si coges al máximo de periodistas independientes, quizá te hagas una noción más o menos cercana a lo que realmente puede ocurrir. Todo eso sin contar con que luego están las noticias falsas.
- Almería vive un buen momento de rodajes y de cine. ¿Es algo que se quedará?
- Hay que colocar cada cosa en su sitio. Para la dimensión que tiene la ciudad, Almería tiene una gran actividad cinematográfica, siempre la ha tenido, y lo celebro, pero tampoco hay que pedirle más.
- ¿Hay que hacer unos estudios?
- Es un disparate. ¿Para quién? Siempre se ha hablado de eso. Si hicieron unos estudios alucinantes en Alicante, la Ciudad de la Luz, y aquello era un disparate porque no hay películas, no hay industria rodar y que eso sea rentable. No tiene sentido, un estudio de ese tamaño no puede existir ni en Madrid.
- ¿Porque venga Exodus o Juego de Tronos no se nos puede ir la cabeza?
- Es que eso es una cosa puntual, que se ruede Exodus en Almería básicamente es porque hay mucho peligro de rodar en Argelia o en Túnez. Está muy bien pero no se nos puede ir la olla. Yo siempre lo he dicho, el gran fenómeno cultural cinematográfico de los últimos treinta años en Almería fue el Festival de Cine de Cortos y ahora se ha reconvertido [el FICAL], eso es lo que ha generado una cierta cantera, una cierta afición.
- ¿Qué podemos ofrecer para mantener una estabilidad en los rodajes?
- Servicios en cuanto a permisos, a cobertura de las instituciones, que sea relativamente fácil rodar. Mi experiencia cuando rodé La mitad de Oscar fue muy buena. Eso es a lo que yo creo que podemos aspirar, a tener una cantera, que haya un festival lo más dotado posible, a que haya cine clubs, a que haya un público, a que se mantengan los cines, y luego si vienen unos americanos a rodar, bienvenidos sean.
- El público español no consume mucho cine español, ¿por qué?
- Bueno, son diferentes razones. Una de ellas es esta tendencia en España a separarse en dos bandos. Este es un país que se polariza fácilmente, entonces políticamente el cine español para mucha gente se ha convertido en una manifestación más de los rojos de izquierdas. Se ha descalificado a todo un sector. Haciendo autocrítica, probablemente también hemos hecho un cine que ha dejado de interesar tanto al público.
- ¿Qué está suponiendo internet para el cine?
- Soy muy muy positivo respecto a las plataformas de pago, llámese Filming, HBO, Netflix…
- ¿Va a ser el futuro de la distribución?
- Es el 70% o el 80% de la distribución. Determinado tipo de películas solo se van a poder por internet en la mayoría de pueblos y ciudades porque no hay una suficiente masa crítica para que en Almería, por ejemplo, haya un cine en versión original, o para ver una película iraní. Pero, sin embargo, a través de internet vas a poder verla. Y a nivel de producción, esas plataformas cada vez producen más, son plataformas que tenemos que apoyar porque son legales, pagan por los contenidos. La aparición de las plataformas está dándole un soplo de aire a la industria del cine.
- ¿La cultura es más democrática porque se sirva de manera gratuita?
- Estoy totalmente en contra de las bajadas de internet gratis, me parece como ir al supermercado y llevarte los paquetes de leche gratis. No creo en el doble rasero. Lo que no puede ser es que las redes telefónicas cobren por un servicio que da contenido gratis para que tú sigas pagándoles a ellos. El que la cultura sea gratis y lo demás no, es una manera de menospreciarla. El problema es que hay gente, webs, que se han hecho ricas robándole a los demás. Educación, por supuesto, pero también sanción.
- Quizá algún día veamos esa película sobre Unamuno.
- Bueno, ya veremos….