La flacidez, tanto facial como corporal es, sin duda, uno de los caballos de batalla que a más de uno nos trae de cabeza a partir de cierta edad. Tradicionalmente se han utilizado diversos métodos que actuaban superficialmente, pero la tecnología HIFU (ultrasonidos focalizados de alta intensidad) ha revolucionado los tratamientos médicoestéticos en los últimos años.

Se trata del primer método no invasivo reconocido por la FDA (Administración de Medicamentos y Alimentos de Estados Unidos) con eficacia demostrada contra la flacidez. Este tipo de ultrasonidos tiene una capacidad de penetración infinitamente mayor que la radiofrecuencia, de tal modo que es posible actuar sobre la epidermis, las estructuras profundas de la piel y la capa subcutánea de grasa.

El resultado es una inmediata remodelación de la zona tratada y un aumento de elastina y colágeno, lo que garantiza efectos mejorables en unas semanas y, además, duraderos, aunque la mejoría es visible ya desde la primera sesión. Pero además es un método indoloro, solo se siente un aumento de la temperatura fácilmente soportable.

En tratamientos faciales, los HIFU se utilizan para conseguir un efecto lifting sin recurrir a la cirugía, y son especialmente efectivos para reafirmar óvalo y cuello y reducir el doble mentón. También se recurre a esta tecnología para remodelar el contorno corporal y eliminar la flacidez sobre todo en zona abdominal, cara interna de los muslos, glúteos y rodillas, eliminar pequeños acúmulos de grasa localizados y mejorar la piel de naranja. El efecto tensor en ambos casos es inmediato, aunque según cada caso pueden ser necesarias varias sesiones para obtener resultados óptimos.

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