La Voz de Almeria

Agricultura2000

La epopeya de la Estación Experimental de Cajamar

Cincuenta años de innovación y progreso para la agricultura almeriense

Estación Experimental de Cajamar.

Estación Experimental de Cajamar. Agricultura 2000

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La Estación Experimental Cajamar abrió sus puertas para mostrar uno de los aspectos más tangibles que va a coincidir con la conmemoración de sus cincuenta años de historia. Se trata de la incorporación al complejo de un nuevo edificio que acogerá laboratorios y otras dependencias, en respuesta a los nuevos tiempos de la innovación agrícola. En el núcleo original de la Estación, se ultima la construcción de este edificio que acogerá dentro de dos o tres meses proyectos de investigación relacionados con la microbiología del suelo. Sin duda, el frente más prometedor de la investigación agronómica llamado a impulsar la inminente revolución agrícola. La visita estuvo conducida por el director de Sostenibilidad e Innovación Agroalimentaria, Roberto García Torrente acompañado por Ramón Gil, director de la Estación. García Torrente expuso a grandes rasgos la historia de la Estación, de Las Palmerillas, desde su origen hasta la actualidad. Un origen ligado a los primeros compases de la historia de la Caja Rural de Almería, que se remite a su fundación efectiva en 1966. Nueve años después, veía la luz la Estación, el primer centro almeriense de investigación agrícola compartiendo actividad con otras iniciativas en Huércal-Overa sobre la almendra y en Rioja sobre los cítricos: era la agricultura de la época.

Muy pronto, comenzaron los ensayos con berenjena y calabacín en cultivos enarenados. Y, poco después llegarían los plásticos en las cubiertas. Los invernaderos primeros propiamente dichos habían llegado para dominar el paisaje. Después de un viaje a Holanda e Israel, comenzaría la apasionante historia del riego por goteo, ya que desde el origen de la Estación una de las principales preocupaciones fue, naturalmente el agua. Según explicó García Torrente, fue necesario vencer algunas reticencias hasta que la evidencia de los ensayos convirtieron a este concepto en un principio general.

Cuando aún el milagro Almería estaba pendiente de eclosionar, se puso en macha en 1981 el primer semillero de Almería. Igual que la incorporación de la fotovoltaica para los ganaderos de montaña sin suministro eléctrico. En esta década se comenzaron a probar subtropicales y a ensayar nuevos conceptos que quedarían atrás como el invernadero asimétrico INACRAL o la desinfección con bromuro de metilo. Había que probar nuevas ideas para descartar las que no servían, como los llamados suelos radiantes.

Las necesidades e inquietudes fueron encontrando soluciones y Las Palmerillas acabaría convirtiéndose en una referencia de primer nivel para Almería y para el resto del mundo con la generalización del control biológico, la valorización de restos o las microalgas, dentro de un extenso catálogo de temáticas.

El gran cambio de mentalidad de los agricultores

Roberto García Torrente asegura que el hecho más destacado de la historia de la agricultura almeriense no se encuentra solo en los avances técnicos. El cambio más decisivo tiene que ver con la profunda modificación en las actitudes del agricultor, que sustituyó un resignado pesimismo por un vivo talante innovador. El mismo que originó Las Palmerillas.

Un edificio para la revolución parda

El nuevo edifico que se incorpora a la Estación Experimental Cajamar dirige la mirada al suelo. Como explicaba en SER Agricultor el director de Sostenibilidad e Innovación Agroalimentaria, Roberto García Torrente, “lo que queremos es estudiar la microbiología. En el suelo hay toda una cantidad de microorganismos que son fundamentales para el adecuado desarrollo de los cultivos. Lo mismo que los humanos tenemos una microfauna fundamental para estar lo más sano posible, la que está adaptada a las particularidades del suelo que permite que las plantas se desarrollen de una forma más resistente ante cualquier condición negativa, de clima, de falta de agua, etcétera”. Remitiéndose a la historia de la Agricultura, García Torrente recuerda que “durante los últimos 60 ó 70 años, el suelo se ha considerado un mero soporte físico. Ahora sabemos que es esencial no solo para la evolución de los cultivos, sino también para potenciar la sostenibilidad de nuestra agricultura.”

Es un paso más tras historia de medio siglo. Como explica el directivo de Cajamar, en estos 50 años ha cambiado indiscutiblemente la agricultura almeriense. Desde el principio, el objetivo de Las Palmerillas fue incrementar la producción, mejorar los rendimientos y usar los recursos de forma eficiente. Ahora, ha llegado el momento de la bioeconomía circular y del suelo.

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