Almería no es solo costa infinita ni sol asegurado. Entre montañas, desiertos y pueblos blancos, la provincia guarda un interior que cada vez conquista a más viajeros. Allí, lejos del bullicio, el turismo rural se abre paso como una alternativa tranquila y auténtica, que prolonga el latido de las vacaciones más allá de los meses de playa.

Según los datos difundidos por EscapadaRural, la ocupación media de turismo rural en Almería durante el mes de agosto fue del 67%, el mismo registro que en 2024. Con esta cifra, la provincia se ha situado dentro del ‘top 20’ nacional en número de plazas ocupadas sobre el total disponible.

El hecho de mantener estabilidad en un verano dominado por la fuerte competencia de destinos de sol y playa confirma que el turismo rural almeriense ha alcanzado madurez. Los viajeros que apuestan por el interior muestran fidelidad y contribuyen a consolidar la provincia en el mapa nacional.

Septiembre, mes de escapadas

Asimismo, la vuelta a la rutina laboral y escolar no apaga las ganas de desconectar. A fecha de hoy, la ocupación media en fines de semana de septiembre alcanza el 40%, con estancias de 2,5 noches.

La previsión de EscapadaRural es que este dato suba hasta el 45% conforme avance el mes, lo que supondría dos puntos más que en septiembre de 2024. De confirmarse, Almería reforzaría su condición de destino de escapadas breves con una oferta que va más allá de la temporada de playa.

Los pueblos blancos, los paisajes de la Alpujarra y la red de espacios naturales conforman un mosaico que atrae a un visitante que busca autenticidad, tranquilidad y naturaleza. Este perfil de viajero, menos dependiente de la estacionalidad del verano, está permitiendo que el turismo rural se convierta en un motor complementario para la provincia, equilibrando la histórica imagen de Almería como destino de sol y playa.

La otra cara: la hostería urbana

Sin embargo, la otra cara de la situación la ha puesto Pedro Sánchez Fortún, presidente de la Asociación Provincial de Empresarios de Hostelería (ASHAL), en una entrevista en 'Hoy por Hoy' con Alfredo Casas. Según explicó, la ocupación en julio, en el centro de la ciudad, fue “regular respecto a otros años”, con una caída del consumo de entre el 20 y el 25%.

Fortún atribuye este descenso a un “estancamiento del turismo nacional, mayoritario en Almería, y con bolsillo complicado”, a lo que se suma el impacto de las obras del Paseo. “Los hoteles del centro han bajado y la periferia ha subido, por las obras sobre todo. Los negocios están un poco tocados ya, pedimos que terminen pronto”, afirmó.

Esperanza en las próximas semanas

Pese a los meses complicados, el presidente de ASHAL subraya que septiembre es “bueno para la hostelería en general, sobre todo en la primera quincena”. Además, puso en valor el esfuerzo de los profesionales: “Los clientes valoran que cuando están de fiestas nosotros trabajamos para que disfruten de lo que les apetezca”. El sector confía en que el tirón de septiembre y la campaña de otoño permitan compensar un verano desigual, con una hostelería urbana que acusa el golpe y un turismo rural que confirma su consolidación en el ‘top 20’ nacional.

El verano deja sensaciones encontradas, pero septiembre y el otoño se presentan como una nueva oportunidad. Con escapadas de fin de semana, fiestas locales y la promesa de paisajes en calma, Almería confirma que puede ser mucho más que destino de temporada. Entre el sol y la tierra adentro, la provincia dibuja un futuro turístico de doble rostro y largo recorrido.