Miles de personas han pasado este verano por este espectacular y mágico punto del Parque Natural de Cabo de Gata-Níjar. Es una de las zonas más visitadas y fotografiadas en el espacio natural almeriense.

Muchos aprovechan para dejar un recuerdo de su paso por él. Y es que el Faro de Cabo de Gata, el punto más suroriental de la Península, se ha ido llenando de mensajes, candados y hasta pulseras. 

Junto al Arrecife de las Sirenas, en el mirador que sube hasta este icónico faro de Cabo de Gata, se suceden estos recuerdos, testigos del paso de miles de turistas cada año por él. La intención de algunos de estos objetos son meras declaraciones de amor o amistad. En otros casos, dejar constancia de la visita realizada.

En otros puntos de este espacio natural ocurre algo similar, pero es en este accidente geográfico que da nombre al espacio natural  donde se pueden apreciar un mayor número.

"El Parque Natural Cabo de Gata-Níjar se sitúa en el sureste peninsular español, dentro de la Comunidad Autónoma de Andalucía, en la provincia de Almería e incluye parte de los municipios de Almería, Carboneras y Níjar. Constituye un territorio con una superficie de 37.500 hectáreas terrestres y 12.012 hectáreas marinas, con una altitud máxima de 562 metros sobre el nivel del mar en la cota de la Serrata del término municipal de Carboneras y mínima de -60 metros en los fondos marinos. La identidad de este espacio se fundamenta en su carácter semiárido, se trata de uno de los pocos espacios protegidos de Europa de origen volcánico, vocación subdesértica y esteparia, y por albergar los 63 kilómetros de costa acantilada mejor conservados del litoral mediterráneo español y algunos de sus mejores fondos marinos", tal y como se recoge en el Plan de Ordenación de los Recursos Naturales del Parque Natural de Cabo de Gata-Níjar.

El Arrecife de las Sirenas es una de las señas de identidad de Cabo de Gata. De origen volcánico, y de composición andesítica, cuenta con una edad de entre 12 y 13 millones de años. Las formaciones rocosas del arrecife que se elevan por encima del nivel del agua se corresponden con la chimenea de un antiguo domo volcánico y deben su color oscuro al material volcado por ellas. Llama la atención las siluetas afiladas de los peñascos, que se originaron tras la cristalización del magma.

El nombre de este bello rincón del parque natural está asociado a los pescadores de la zona. Cuentan que en las proximidades de estas formaciones rocosas los trabajadores de la mar creían ver sirenas, aunque realmente se trataban de focas monje (especie que ya no están presentes en la zona).