Entrevista
El "mosquito con barba” que alcanzó el logro más extraordinario de la FAO
Así describió a José Esquinas el médico y humanista Antonio Pintor durante la presentación de su nuevo libro en Almería

José Esquinas antes de dar comienzo a la presentación de 'Rumbo al ecocidio' en la Biblioteca Villaespesa.
Hay quienes tienen sus cimientos tan férreamente construidos que se pasan la vida persiguiendo aquello que dictan sus principios. Es el caso de José Esquinas, que ha dedicado toda su trayectoria a luchar por un mundo mejor. Doctor ingeniero agrónomo, humanista y académico, pasó 30 años trabajando para la Organización de la ONU para la Agricultura y la Alimentación (FAO), lo que le permitió recorrer más de 120 países, en los que fue testigo del hambre, la miseria o la desnutrición. Hay quien dice que hoy es un hombre extraordinariamente concienciado con la crisis climática. Aquellos que lo conocieron de joven confirman que esta preocupación le viene de lejos.
José, acaba de publicar un libro junto a la periodista Mónica G. Prieto llamado ‘Rumbo al Ecocidio’, ¿es tan grave como suena?
Lo es. El primer paso es reconocer la realidad. Después es preguntarnos a dónde queremos ir. Desde el punto de vista científico hay esperanza, de ahí el subtítulo del libro: ‘Cómo frenar la amenaza a nuestra superviviencia como especie’. La clave está en dejar de ser espectadores absurdos. Porque hoy, según la FAO, se mueren de hambre 35.000 personas al día y no hacemos nada porque el hambre no es contagiosa, pero es que la hambruna tampoco viene sola. El hambre a su vez está conllevando un exceso del uso de recursos naturales del planeta porque decimos que hay que producir más porque hay que alimentar a toda la humanidad. Eso una gran mentira.
Consumimos una pequeña parte de lo que producimos, ¿no?
Sí. Producimos el 60% más de lo que se necesita para alimentar a toda la humanidad. Lo que pasa es que esos alimentos no llegan nunca ni a la boca ni a la mesa del que tienen hambre. Por lo tanto, no se trata de producir más, sino de producir de forma más racional y de producir sobre todo en el propio lugar donde se pasa hambre.
Un dato realmente duro es que hoy estamos gastando en armamento 4.000 millones de dólares, lo que sería suficiente para alimentar a todos los muertos del día, al precio que cuestan los alimentos en el país donde mueren, durante 120 años. Fíjate si el hambre es evitable.

Presentación del libro 'Rumbo al ecocidio' en la Biblioteca Villaespesa.
¿Podemos hacer algo nosotros a nivel individual o todo depende de los gobiernos y las grandes empresas?
Depende de todos, hay que cambiar esa mentalidad. Precisamente dedicamos un capítulo, el último del libro, a dar consejos y técnicas para minimizar nuestro impacto. Si volvemos al tema de la comida, 1.300 millones de toneladas métricas terminan en la basura porque los tiramos nosotros. Esto me recuerda hace años en Costa Rica, una reunión sobre biodiversidad.
Hubo un eslogan que me llamó mucho la atención en Costa Rica. Decía: “El día que se haya muerto el último pez, que se haya muerto el último árbol y que todos los seres vivos que acompañan al hombre sobre el planeta estén en peligro, nos daremos cuenta que el dinero no se come”.
¿Qué consejos específicos nos daría para luchar contra la crisis climática?
Mira, cuando te hablaba de que una tercera parte de los alimentos que produce el mundo terminan en la basura, vamos a recoger el caso de España. 7,7 millones de toneladas métricas al año terminan en la basura, lo que significa 169 kilos por habitante y año. El 30% de esos alimentos que tiramos en España hoy terminan en la basura, en un envase sin abrir porque han caducado. ¡Pues dejemos de comprar lo que no necesitamos!
En el libro habla de dos estrategias, ¿las puede explicar?
Sí, la estrategia del colibrí y la del mosquito. En un bosque en llamas todos los animales huyen despavoridos. Pero hay un colibrí que no, que se queda, coge agua de un lago cercano y echa gotita a gotita a las llamas. Un elefante lo ve y le dice: “¿Qué haces? ¡Escapa!” Y el colibrí le dice: “Yo estoy haciendo mi parte”. Si nosotros somos capaces de vivir de una manera racional, estaremos haciendo en nuestra parte.
La del mosquito es sencilla: nos sentimos pequeños, porque lo somos, pero se trata de rebelarse: de ser ese ‘mosquito cojonero’ que no nos deja dormir por las noches.