“El amor de una madre supera la locura irracional de un hijo errante”
Entrevista a Miguel Cano, que en solo doce años ha viajado a más de ochenta países

Cano, durante su participación en las charlas TED en Larisa, Grecia.
Aunque atiende esta entrevista desde algún "lugar precioso" en el Albaicín granadino, lo insólito es pillarlo en España. Porque Miguel Cano (Huércal-Overa, 1987) ha viajado a más de ochenta países en solo doce años. Predestinado a ser controlador aéreo tras completar Ingeniería Informática en Sevilla, hace más de una década que tomó las riendas de su propia vida y se convirtió en realizador audiovisual, vídeo-periodista y activista; una experiencia que lo ha llevado a participar recientemente en las reconocidas charlas TED. ¿Su próximo destino? Cuba, donde filmará cómo el ciego más rápido del mundo, Gerard Descarrega, corona el Monte Kenya guiado por la leyenda del alpinismo Óscar Cadiach, quien pertenece al exclusivo club de aquellos que han escalado los 14 ochomiles.
¿Cómo se dio cuenta Miguel Cano de que quería llevar un modo de vida errante?
Al completar la universidad busqué oportunidades de viajar con becas al extranjero. Comencé a descubrir la inmensidad que desconocía: un mundo enorme repleto de lugares espectaculares que visitar y culturas fascinantes que descubrir. Decidí que tenía que diseñar un modo de vida con el que pudiera estar en constante movimiento, en un incesante estado de exploración, tanto externa como interna.
¿Y qué tal gestiona esa circunstancia su familia?
Mi familia tiene un perfil bastante conservador, siempre les ha parecido una locura cada una de mis expediciones y proyectos. No entienden mi profesión ni mi forma de ver la vida, pero no les culpo, quieren lo mejor para mí y soy consciente de que mi situación es absolutamente inestable, pero eso es precisamente lo que a mí me motiva, siento que vivo en un desafío constante. No obstante, ellos siempre están ahí con los brazos abiertos cuando vuelvo de cada aventura, haciéndome sentir que tengo un lugar al que puedo considerar hogar. Y eso para mí tiene un valor incalculable.
¿Ha podido perdonarle su madre que descartase convertirse en controlador aéreo para seguir viajando?
No fue fácil, tuvieron que pasar varios meses en los que estuvo bastante enfadada y decepcionada conmigo. El proceso de selección para controlador era extremadamente duro y selectivo, pero ella siempre confió en que podía conseguirlo. Cuando aprobé, era la madre más orgullosa del mundo. Cuando decidí descartarlo para viajar y hacer cine social, casi le dio un patatús. Nunca ha entendido esa decisión, pero sé que la respeta. El amor incondicional de madre es tan poderoso que supera la locura irracional de un hijo errante.
¿Siente alguna vez que es de todos sitios y, a la vez, de ninguna parte?
A veces me ha visitado esa impresión, pero siempre acaba reinando la sensación de que en realidad mi hogar es el mundo, que pertenezco allá donde me siento vivo y feliz. Creo que el sentimiento de pertenencia está sobrevalorado, disfruto de vagar, explorar y descubrir, de sentirme un visitante, un invitado.
Una antítesis con la que a menudo convivo mientras viajo es que a veces advierto el mundo como un lugar inmenso con infinidad de personas y yo soy una piececita minúscula, frágil y efímera. Y otras veces siento que el planeta es apenas una bola de tierra finita, no tan grande, que puedes recorrer de punta a punta en menos de un día.
Los sentimientos de contradicción suelen ofrecer buena madera para el aprendizaje, y una de las más vitales lecciones que el camino me ha enseñado es que absolutamente todo es relativo, que cada percepción del mundo es única e individual a cada persona en base a su mentalidad, experiencias y circunstancias.
Disculpe la indiscreción, pero ¿qué guarda en la mochila?
Mi lema es “travel light, dream heavy”, que se traduciría algo así como "viaja con equipaje ligero y sueña a tope". Viajo con mi cámara, ebook y portátil, prácticamente nada más. A veces sí llevo varias lentes, no llevo casi ni ropa. Considero que una de las claves de la felicidad es necesitar poco, y a menudo me gusta utilizar mis expediciones para llevarme al extremo y tratar de sobrevivir y ser feliz con lo mínimo.
Su especialidad son los documentales y proyectos sociales, pero ¿qué ha de tener una historia o un personaje para que le cale?
Busco personajes cuya historia de superación y actitud constructiva pueda inspirar un cambio positivo en otras personas, e intento que mis documentales sean el vehículo para transportar ese mensaje motivador que desprenden personas con mentalidad extraordinaria.
Podría poner algún ejemplo.
Un colectivo de payasos que invierten sus vacaciones en realizar proyectos sociales para hacer reír a aquellos que más lo necesitan. Lydia Sempere, una chica de Alicante que nació sorda y soñaba con ser piloto; en categorías inferiores el resto de pilotos iban a por ella por ser chica y casi se vio forzada a abandonar por las barreras que su discapacidad le presentaba, pero nunca se rindió y ahora compite en el campeonato de España de súper turismos. Charly, un cartagenero que fabricó su propio cochazo eléctrico en el garaje de su casa. Daniel Albero, el primer diabético de tipo uno en completar el Dakar. Gerard Descarrega, el ciego más rápido del mundo que va a subir a la cima del Monte Kenya...
De tener que retirarse en algún lugar, ¿cuál sería?
Almería, sin lugar a dudas.
Y cuando vuelve a Huércal-Overa, ¿siente que está en casa?
Siento que estoy en la casa de mi infancia. Ahora considero que mi casa es el mundo, mi estado natural es el movimiento. Tal vez cambie en el futuro, pero ya anticipo que mientras me queden países que visitar, mi apetito por la aventura seguirá despierto.
¿Miguel Cano viaja solo?
Prácticamente siempre viajo solo, porque la gran mayoría de expediciones son para llevar a cabo algún proyecto y, sinceramente, cuesta seguirme el ritmo.
¿Qué cualidades debería reunir una persona para convertirse en su compañero de viaje?
Tengo mucha energía, ganas de vivir y pasión por mi trabajo, por lo que un hipotético compañero de viaje debería de estar preparado para caminar mucho, dormir poco y planear nada. Estar abierto siempre a lo que la aventura del momento ofrezca.
¿Se pregunta alguna vez qué sería de usted si hubiese optado por un modo de vida convencional?
Mucha gente me pregunta si me he planteado cómo sería mi vida si hubiera optado por ser controlador aéreo, pero la verdad es que no. Trato de no invertir tiempo en suposiciones, ya que si quiero algo voy a por ello y si no, no le doy relevancia. Me considero íntegramente feliz, completo y realizado, por lo que no necesito considerar otra forma de vida diferente
Ha participado en las charlas TED bajo el título ‘Transforma tus sueños en desafíos’. ¿Cuál es el sueño que aún se le resiste?
Considero que valorar lo que se tiene y se consigue es una capacidad fundamental para abrazar un estado de mental de paz y bienestar. Mi sueño siempre era poder viajar el mundo haciendo documentales sociales y proyectos humanitarios, y es precisamente lo que estoy haciendo. Por lo tanto, uno de mis sueños es continuar como estoy la mayor parte del tiempo posible. Pero el sueño que aún se resiste es el de escribir un libro. Hasta ahora he escrito poesías, artículos periodísticos, cuentos de ficción y crónicas de viaje, pero el libro sigue pendiente.
¿Por qué cree que mucha gente se pasa la vida manteniendo una actitud pasiva respecto a sus sueños: por comodidad o por miedo?
Creo que se trata de una combinación de disposiciones sociales que nos educan para el conformismo, el miedo y la dispersión intelectual. La gente no tiene claras sus prioridades, desprecian sus pasiones y desacreditan su talento. Además, la palabra “sueños” nos parece colosal y terrorífica. ¿Y si lo intento y no lo consigo? O más espeluznante aún: ¿y si al perseguir ese sueño descubro que tampoco era para tanto?
La realidad silenciada es que la mayoría de personas conserva sus sueños en formol, en un tarro de cristal, observándolos toda su vida, pensando que pueden abrir el bote en cualquier momento, pero sin jamás planteárselo en realidad. Y eso es lo que diferencia a esas personas extraordinarias que suelen protagonizar mis documentales, afrontan sus sueños como un desafío, obviando la posibilidad del fracaso y dando valor a recolectar la certeza de estar luchando por aquello que les entusiasma.
¿Qué les diría a aquellos que "conservan sus sueños en formol"?
Pasa a la acción. Hoy. El fracaso es un estado mental, y el éxito es una actitud. Transforma tus sueños en desafíos concretos y específicos, lucha por superar cada obstáculo y disfruta del camino sin pensar en el objetivo.