La visita del Burgos al Mediterráneo llega marcada por la necesidad para el equipo castellano que ha encadenado tres partidos sin marcar y sin sumar. Desde la victoria en Mendizorroza frente al Mirandés en duelo de máxima rivalidad, el equipo de Luis Miguel Ramis no ha sido capaz de sumar un solo punto y no lo va a tener fácil frente al tercero de LaLiga. Ha pagado muy caros los errores en defensa con derrotas dolorosas en casa frente al líder Racing y contra el Albacete. Lo bueno es que las rentas le dan para seguir en Play Off igualado con el Ceuta.

Luis Miguel Ramis ha logrado hacer del Burgos un serio aspirante al ascenso a Primera sin alzar la voz porque así le gusta al entrenador catalán. Con el bloque de la pasada temporada y reforzando de forma conveniente, es el Burgos un rival rocoso que cuando está debajo en el marcador muere en el área rival como le pasó en su última visita a Ceuta, donde le penalizaba su falta de puntería. Perder en el Alfonso Murube fue un palo para la plantilla que lo hizo todo para no volver de vacío. Como todos los equipos de Ramis siempre aseados defendiendo, tiene una enorme pegada.

Mucho más que sumar 50 puntos

En Segunda División todo pasa por alcanzar una cifra de puntos que te garantice seguir en LaLiga y un algo más que se llama pelear el ascenso a la élite. Todos juegan para lo mismo y los presupuestos no salen al campo. Burgos es tierra de fútbol y la historia obliga a la entidad a no quedarse en la categoría de plata, por lo que toca pelear con los mejores. Esta temporada la regularidad se impone en el equipo de Luis Miguel Ramis y, prueba de ello, es la sexta posición que tiene en la clasificación. Ha podido ser mejor ya que el equipo se ha merecido más puntos.

Un presidente muy ambicioso

Marcelo Figoli desde su llegada a Burgos ha apostado fuerte para llevar lejos a la entidad, pero con los pies en la tierra. Se hizo con el gran paquete de acciones y apunta a Primera con un plan ambicioso, siempre contando con las instituciones y los aficionados que se tienen que implicar para que el equipo vuele alto. No es de los más caros en el apartado de plantilla, pero le llega para animar a una afición que ha dejado pequeño el campo de El Plantío. El mandatario argentino es ambicioso y se apoya en el ayuntamiento de la ciudad para que se implique en las infraestructuras.

El campo se le ha quedado pequeño

El presidente del Burgos va más allá de la nueva tribuna de El Plantío. Quiere un campo para 19.000 aficionados con toda las exigencias de LaLiga. Lo tiene muy claro y lo ha puesto en marcha con la complicidad del ayuntamiento. Se ha quedado pequeño el histórico recinto y se imponen los nuevos tiempos para que nada frene el crecimiento de la entidad que preside. Un campo más grande multiplica los ingresos y la comodidad para una afición que desafía al frío para animar a su equipo cada jornada cuando llega el temido invierno.