Llegaba el pasado mes de diciembre a Lima para tomar el mando de uno de los grandes del continente americano y no le va mal la cosa con el equipo apuntando a campeón, y haciendo carrera en la Copa Libertadores de América. El que fuera entrenador del Almería no pudo acabar su ciclo de rojiblanco a falta de cuatro partidos para acabar la temporada por un cese fulminante de Alfonso García, a sus 60 años, vive días de esplendor con mucha carrera en su palmarés y siempre afrontando nuevos y grandes retos. El que tiene por delante en el torneo Apertura es hacer campeón al Alianza de Lima que sabe bien lo que es levantar el trofeo, ya que de conseguirlo sería el número 26 de la historia. No es fácil trabajar en un club tan seguido y con un ruido mediático que nada tiene que ver con la paz y felicidad que le daba aquella Almería de 2015. No le ha faltado el trabajo desde que abandonó Andalucía para volver destino a América.

Tiene una espina clavada porque llegó para hacer carrera con un Almería que ni con cuatro entrenadores fue capaz de brillar. Ahora lo que toca es ganar un gran título porque tiene pocos en su carrera, y ha sabido ganarse la confianza de los dirigentes de uno de los grandes como Alianza de Lima que marcha tercero en la competición a un punto del líder, y a Gorosito le piden que salga campeón y avance en la Copa Libertadores. Sus números no son malos en ambas competiciones porque la competición doméstica la lleva bien con seis victorias, dos derrotas y un empate. Siempre ambicioso, seguro que se pide más, pero no es fácil trabajar en Perú donde el fútbol levanta pasiones y el Alianza es uno de los grandes.

Gorosito sabe vivir con la presión y su etapa en España le daba un prestigio que ahora recuerda en la distancia porque su carrera la tiene focalizada en América. En su palmarés aparece un solo trofeo como la Copa de Paraguay, siendo el reto que afronta muy ilusionante porque ganar la Liga en Perú sería su mayor logro y un premio a la dedicación a una profesión que ama.

Mediático

Nada que ver en la vida actual de Pipo Gorosito con aquel entrenador que vino al Almería para dar dos ruedas de prensa a la semana. Ser entrenador del Alianza de Lima implica una enorme presión mediática y todo movimiento repercute. No es fácil la vida en uno de los grandes clubes de aquel país pero le sobran tablas a la hora de gestionar al equipo y todo lo que lo rodea. Estamos ante un entrenador con enorme experiencia que supo cruzar ‘el charco’ para dirigir en España y ganarse un nombre que no se ha olvidado y se le sigue con el deseo de que triunfe y pueda devolver el título a un Alianza grande de América.

Presión

Sabía donde se metía cuando se comprometía con los rectores del club peruano ya que por historia siempre la obligación es ganar la competición y entrar en la Copa Libertadores. Conseguir títulos es para el Alianza de Lima una obligación y el club cuenta con infraestructura suficiente para luchar en dos competiciones. La apuesta por Gorosito hasta la fecha está saliendo bien pero nada comparable a salir campeón y aumentar su palmarés y dar una gran alegría a una afición que se ilusionaba con su fichaje el pasado mes de diciembre. Ganar siempre va en el ADN de Pipo Gorosito.

Competición

El Alianza de Lima está catalogado como el tercer mejor club de Perú detrás de Universitario y el Sporting Cristal que es el mejor de la lista. Pipo Gorosito quiere devolver todo su esplendor a una entidad que apostaba por sus servicios y fiabilidad como profundo conocedor del fútbol en Sudamérica. Salir campeón es el objetivo marcado por los rectores de Alianza sabiendo la dura competencia que les espera con escuadras como el Universitario que marcha primero en la clasificación. El Alianza juega en el Estadio Alejandro Villanueva con capacidad para 33.000 aficionados que viven con pasión la marcha del equipo que entrena Pipo Gorosito.