En un campeonato de tan alto nivel competitivo como la Segunda División española las exigencias son máximas para todo los equipos que compiten en ella. Lo importante es saber competir y ser competitivos tanto con los equipos parejos como con los que desde el comienzo están instalados en un estrato superior. Hasta ahora el Almería de Fran Fernández está convenciendo a propios y extraños y la mejor muestra de ello es que está cómodamente instalado en la mitad de la tabla, que acumula nueve encuentros consecutivos sin conocer la derrota y que en sus tres últimos compromisos ha sido capaz de conseguir que su meta no se haya visto violada por los adversarios.

Así las cosas este sábado (16:00 horas) el Almería afronta el segundo desafío de  la segunda vuelta, que disputará como local, con el objetivo de seguir ilusionándose y consolidándose en la zona en la que se encuentra, sin perder de vista que procede de una humilde cuna.

Y lo hará recibiendo a Osasuna, un rival de postín. De los que compiten en la zona alta porque no han tenido ningún tipo de rubor en reconocer desde el inicio de las hostilidades que ellos buscan una plaza en Primera para la próxima campaña, como corresponde un conjunto de noble cuna futbolera. Pero Fran Fernández y sus futbolistas, contando con el apoyo de 7.000 incondicionales impagables, han conseguido convertir el Estadio Mediterráneo en todo un fortín que solo se ha visto derribado contra el Málaga, y precisamente con arbitraje de Pizarro Gómez. Todo lo demás han sido o victorias locales o empates.

El escritor británico Nick Hornby, apasionado seguidor del deporte rey ha escrito: ‘Me enamoré del fútbol igual que más tarde me enamoré de las mujeres: de repente, inexplicablemente, sin crítica, sin pensar en el dolor o los trastornos que traería consigo’.
Este es el sentimiento de la mayoría de los ‘enamorados’ del conjunto indálico a los que este años les está tocando disfrutar, tras muchos años de sufrimiento. Ellos acudirán hoy al coliseo rojiblanco soñando con salir de él habiendo conseguido la felicidad plena.