"Tengo la sensación de que, para él, todo el andén se quedó a oscuras, de que la única luz que vio fue la del tren que entraba en la estación. Sabemos que está todo grabado, pero sería incapaz de visionar esos instantes. Siempre me preguntaré cómo fueron realmente sus últimos instantes frente a las vías".

Miguel era un chico normal, con muchos amigos; amigos que mantenía de toda la vida, desde que comenzó a gatear. La mañana antes de morir había quedado con su pandilla para pintar un grafiti en una fábrica abandonada. Tenía 19 años cuando se suicidó. Nadie pensó que podría llegar a ese extremo. Así lo relata su padre en el documental La muerte silenciada, de RTVE; una de las pocas investigaciones gráficas en profundidad sobre la segunda causa de muerte no natural en España; la primera en el caso de Almería.

Como él, miles de españoles se quitan la vida cada año. Solo en 2024, 3.847 personas fallecieron por suicidio en nuestro país. En silencio, como un grifo olvidado que, gota a gota, sin que nadie lo perciba, llena un cubo; luego dos, o tres, o infinitos... hasta que alguien lo cierra del todo. 

Este 10 de septiembre, Día Mundial para la Prevención del Suicidio, Almería rompe el tabú institucional y mediático autoimpuesto, en la mayoría de ocasiones, por el temor al 'efecto imitación'; una tendencia que cada vez más especialistas y médicos impulsan a desafiar.

Almería, muy presente en el cómputo

En 2023, 73 personas se suicidaron en Almería. Un año después, en 2024, la cifra provisional según el Instituto Nacional de Estadística (INE) es de 54, aunque podría crecer cuando se cierre el balance definitivo. Aun si se quedara ahí, el dato es insoportablemente doloroso: más de un suicidio por semana. Cada semana, alguien en la provincia decide poner fin a su vida de manera consciente.

A nivel autonómico, Almería registró en 2023 un 69,8% más suicidios que Huelva y un 14,1% más que Jaén, las dos provincias andaluzas con menos casos; una diferencia que evidencia hasta qué punto se trata de un problema incrustado con fuerza en la sociedad almeriense en concreto, así como en el país en general. En España, las muertes por suicidio multiplican por 2,5 las provocadas por accidentes de tráfico y por 14 los homicidios.

"Quien se suicida no busca la muerte, busca dejar de sufrir. Pero el dolor no termina con su suicidio. Queda el de sus seres queridos"Mª Isabel Orland, presidenta del Teléfono de la Esperanza en Almería

Quien se suicida no busca la muerte, busca dejar de sufrir. Y ese sufrimiento tiene rostro en Almería: solo en el primer semestre de 2025, el Teléfono de la Esperanza recibió 2.400 llamadas de auxilio. En 1.500 de ellas, la soledad y la incomunicación eran el trasfondo; en 250, existía un riesgo real de suicidio. Detrás de esas voces, había mayoritariamente jóvenes: un 70% tiene menos de 35 años y el 25%, menos de 18. Es más, uno de cada cinco pide ayuda por pensamientos suicidas; una ayuda que muchos de ellos piden auspiciados por chats de inteligencia artificial. Son jóvenes que, demasiado pronto, no encuentran el sentido de vivir.

"No estás solo, estamos contigo"

En Almería, de entre las 73 personas que se quitaron la vida en 2023, la mayoría tenían entre 30 y 59 años, una franja de edad en la que la vulnerabilidad se entremezcla con responsabilidades y pérdidas acumuladas; personas a las que les cuesta pedir ayuda a través de las vías habilitadas para ello. A pesar de ello, tras la frialdad de las cifras, hay rostros, historias y silencios que pueden ser escuchados. 

Desde 2020, más de 150 personas en alto riesgo de cometer suicidio han recibido ayuda en el Hospital Universitario Torrecárdenas gracias a un programa que no solo atiende la emergencia, sino que acompaña con seguimiento cercano, planes individualizados y llamadas regulares. Así, pedir ayuda no es un gesto vacío: hay equipos que escuchan, familias que reciben apoyo y profesionales que sostienen la mano cuando el dolor se hace insoportable.

Cuando alguien se quita la vida, el dolor no termina. El programa de Torrecárdenas no olvida a aquellos que sobreviven al vacío: acompaña a los familiares en duelo, protege a los mayores de 65 años, atiende a niños y adolescentes, y trabaja con escuelas y servicios sociales. La soledad, la enfermedad mental, el desempleo o la crisis económica son enemigos conocidos, pero existen factores que pueden convencer a alguien para agarrarse a la vida: el apoyo familiar, la integración social y la fuerza de la comunidad.

Un poco de luz en el centro de la ciudad

"Pedir ayuda es importante y a veces es el comienzo de un futuro distinto", afirma Aurelia González, psicóloga clínica y responsable del Programa para la Prevención del Suicidio y el Chat del Teléfono de la Esperanza. "Y visibilizar la relevancia de esa ayuda, también". Este es el objetivo que persigue la campaña lanzada por las asociaciones que conforman la Mesa Técnica de Salud Mental.

En esta misma línea y bajo el lema "Otros futuros posibles", el Teléfono de la Esperanza invita a preguntarse qué es aquello que nos ayuda a seguir adelante cuando sentimos que la vida se oscurece. 

En un vídeo difundido en redes sociales y creado con IA aparece la famosa escritora Virginia Wolf ahogándose en el río Ouse mientras se imagina cómo podría haber sido su vida si no se hubiera suicidado. "Todos los libros que podría haber escrito, los vínculos que podría haber creado y los lugares a los que podría haber viajado... Todo eso se desvanece cuando alguien se quita la vida", explica Orland.

Con todo esto, el Ayuntamiento de Almería en colaboración con la Mesa Técnica de Salud Mental ha organizado este miércoles una jornada de prevención del suicidio en la que podrá participar cualquier almeriense. La mañana comenzará con un stand informativo en la Plaza de la Escuela de Artes de Almería entre las 10.00 y las 12.00 horas. Para continuar, ya por la tarde -a las 18.30 horas-, en el Espacio Alma, se tiene prevista una mesa redonda titulada "Puedes elegir otro futuro", a la que acudirán reputados profesionales del sector.