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Granados: mejor hablar en la pista

El deporte es su vida y ha sido un ejemplo para las nuevas generaciones

Granados marcando un gol al Tarrasa en aquella Liga de Primera División.

Granados marcando un gol al Tarrasa en aquella Liga de Primera División.La Voz

Tony Fernández
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Me lo crucé en el Palacio Mediterráneo y nos saludamos como todos los días de nuestras vidas, porque entre el Europa y yo hay algo que viene del cielo. Hoy que Antonio Hernández Granados ocupa un cargo de responsabilidad como todos aquellos jugadores del Europa Óptica Almería, va siendo hora de que las nuevas generaciones sepan qué hay detrás de ese hombre alto que manda en el deporte como lo hacía en la pista. Le tocó vivir la época dorada de nuestro balonmano donde se dejó hasta los dientes. Las ‘paletas’ no son originales, se las rompieron en una defensa superlativa en el pabellón Rafael Florido.

Era Antonio Granados el polo opuesto a Javier Frutos o Guillermo Plaza. Siendo de la misma generación y equipo la felpa de Frutos daba para mucho y las paradas de Guillermo hacían gritar a la afición plagada de colegiales del Europa: “¡Portero que no te enteras!”, y esto hacía más fuerte a nuestro jugador en detrimento del rival. Puede estar tranquilo Granados que no voy a contar su carrera, porque faltan páginas, pero les referiré un partido de tantos que vivimos con nuestras novias primero y ahora nuestras señoras y abuelas.

La primera etapa ya en el pabellón fue inolvidable para todos.

La primera etapa ya en el pabellón fue inolvidable para todos.La Voz

Eran aquellos niños del Europa que jugaban a las doce primero en el Colegio y desde 1981 a cubierto en un pabellón municipal que ahora se llama Rafael Florido, por encima de todo estudiantes que se abrían paso en el mundo. Primero Almería y luego Granada. Todos nacidos de la cantera salvo excepciones de Miguel Moreno y Rafael Mezquita para hacer mejor al equipo.

Llegada

Yo hablaba mucho con Pepe Pino, Frutos, Iribarne, Carmona, Ricardo Márquez, Barranco, Plaza… y no sigo que me falta espacio. Cuando llegaba Granados con la bolsa de deporte daba el saludo con media sonrisa al sector de las novias y directivos. Callado, concentrado y con algo de sueño por haber estado repasando los temas del lunes. Luego salía a la pista con esa envergadura que lejos de hacerlo lento le daba tal velocidad que en las contras llegaba de los primeros a los siete metros. El contacto con el balón, los ejercicios establecidos, y llamada a Julio Rodríguez o a Miguel ‘El Pañero’ si había alguna dolencia. Llegaba la afición y con ella subía la intensidad de los entrenamientos a las órdenes de Miguel Moreno primero y Ramón Ruiz Medina después.

Granados al fondo esperando el pase de gol siempre atento.

Granados al fondo esperando el pase de gol siempre atento.La Voz

Partido

Lo vi jugar pasando frío en la pista del Colegio Europa donde José Antonio Segura ‘El Sargento’ ya era el ‘jefe de novias’. Ganar en aquella pista solo lo podían hacer los equipos de Córdoba y Melilla que tenían plantillas de Primera. Con la apertura del pabellón cubierto ante el asombro de los profesores-directivos del Europa vieron que se quedaba pequeño en los grandes duelos. Allí, sin brillar por su condición humilde, salía a la pista un ‘transformer’ llamado Granados que no se arrugaba y repartía en defensa como el que más, y siempre sus 4 goles que no faltarán. Sabía colocarse y en las ayudas era único. Evitaba el encontronazo con el rival y era ganador nato. Tenía un gen competitivo enorme. Que le pregunten a sus entrenadores.

Salida

Su cargo le viene de perlas porque para ser un jede del deporte lo primero que hay que saber es lo que significa y para Granados hubo siempre dos palabras: deportividad y juego limpio. Jamás hizo daño al contrario y su afán de ganar tenía los límites que él se imponía. Acabado el encuentro a la puerta del vestuario (que solo cruzaban los más allegados) salía con prisa porque le esperaban más de dos horas de camino con destino a Granada. Esos niños ya estudiaban carreras, pero el partido del Europa lejos de restar les daba un plus. Saludaba mejor si habían ganado y se perdieron para él las tardes bajando el Paseo de Almería a por las pipas y las palomitas en el kiosko. Tocaba estudiar.

Antonio Granados de cumpleaños feliz con su Europa Óptica Almería.

Antonio Granados de cumpleaños feliz con su Europa Óptica Almería.La Voz

Paseo

Tenían dos equipaciones (chándal): la roja y la azul. El domingo se cumplía un ritual que se fue perdiendo porque los libros y la falta de una Universidad en Almería los ponía en la carretera. Hasta que se marcharon a la ciudad de la Alhambra, los domingos por la tarde en grupos de cuatro o cinco bajaba toda la plantilla y también subían por el Paseo. El punto de encuentro era el kiosko de las pipas y desde allí una ‘vueltecilla’ y un buen café caliente si hacía frío. He hablado más con él después que en aquel tiempo porque era Granados un jugador tímido que se transformaba y hablaba más en la pista que fuera de ella. Un modelo de educación y deportividad que hoy transmite desde su cargo a unas nuevas generaciones que va siendo hora que sepan el gran deportista que hay detrás del cargo institucional.

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