Raule: “Cooltural se ha adaptado a los temas que pedían mis aficionados almerienses”
El cantante jerezano llega este domingo al festival almeriense con ‘Dopamina’ y un espectáculo que repasa canciones que han llenado escenarios por todo el país

Raule, cantante gaditano que actuará en Cooltural Fest
Las musas tienen manías. A veces, aparecen al amanecer, otras entre cafés y otras tantas cuando el mundo duerme. En esas horas de calma, cuando el silencio manda, las frases caen como un soplo y se convierten en canciones que luego corean miles de gargantas. Letras que se tatúan en la piel y que nacen de la necesidad de contar la verdad.
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Quien lo dice lo sabe bien. Nació en Jerez de la Frontera en 1984, empezó tocando el cajón en un coro rociero y construyó sus primeros escenarios con cajitas de Coca-Cola en las verbenas del barrio. Lo que comenzó como un juego de colegio acabó convirtiéndose en un oficio que lo ha llevado a ganar premios, llenar plazas y colgar carteles de 'sold out'.
Hoy él es Raule, un artista que se resiste a etiquetas, que mezcla el flamenco que mamó en la calle con ecos de funk y pop, y que este domingo desembarca en Cooltural Fest de Almería, con ‘Dopamina’ bajo el brazo y la ilusión intacta de aquel chaval que cantaba a pie de patio.
Estilo “marca Andalucía”
En su memoria conviven Michael Jackson —“a los ocho años me marcó una etapa muy fuerte”— con el flamenco que manaba en cada esquina de Jerez. Esa mezcla, imposible de domesticar en definiciones, es la que hoy define su sello. “Mi deje es andaluz. No soy flamenco puro ni funk ni pop: soy marca Andalucía. Eso es lo que quiero transmitir”.
Esa raíz atraviesa también su manera de mirar la música de hoy. “Antes las canciones perduraban más, ahora todo se consume muy rápido. Nos cansamos enseguida, necesitamos dopamina constante. Pero una buena canción requiere tiempo, trabajo, verdad”. Y esa verdad es la única brújula que no piensa soltar.

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Música sin artificios
No hay trucos ni atajos: su receta es la sencillez. “No me gusta inventar lo que canto. Hablo de cosas que me han pasado, de lo que me cuentan mis amigos, mi familia, mi gente”.
De ahí nace un cancionero que no busca artificios, sino realidad. Sus letras son confidencias disfrazadas de melodía, recuerdos de sobremesa convertidos en estribillo. “Celebro la vida con los colegas. Si quieres que una canción dure, no puede nacer en cinco minutos”.
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Por eso compone de madrugada. La casa en silencio, la ventana abierta y el papel dispuesto a recibir lo que duela. “Todo empieza por algo que duele. Si no duele, no llega. A los andaluces nos dicen que rajamos, como un puñal. Y es verdad. Esa es la manera de emocionar”. De ahí surgen versos que después se convierten en himnos íntimos, cantados a coro por miles de personas.
De las cajas de Coca-Cola a los grandes escenarios
El salto llegó casi por accidente, tras la pandemia, cuando las redes sociales hicieron volar canciones como ‘La habitación prohibida’. A partir de ahí, todo fue vértigo: conciertos agotados, discos de oro, el Odeón a “Artista revelación Flamenco” y giras que lo han llevado a las principales ciudades. Con ‘Limbo’ se fraguó su nombre y con ‘Zurdo’ consolidó un sonido propio. Ahora, con ‘Dopamina’, ha abierto un capítulo que tendrá parada en Almería.
El formato, reconoce, cambia según el escenario. “Me da más respeto cantar ante 50 personas que ante 10.000. En una sala pequeña lo notas todo, hasta la respiración del público”. En los grandes festivales, la sensación es distinta. Hay una energía vibrante, contagiosa, que no deja de ser poderosa, aunque se viva de otra manera. “Esta vez vamos con un show potente, repasando canciones de mis discos y presentando lo nuevo”.
Y añade un guiño especial a la ciudad: “Cooltural se ha adaptado a los temas que pedían mis aficionados almerienses”. Y eso es bonito, porque demuestra que la música también se construye entre todos: artistas, festivales y público.
Lo que queda por hacer
A sus 38 años, Raule no piensa en balances, sino en horizontes. Más que preguntarse qué quedará de él dentro de veinte años, prefiere imaginar escenas que le llenan de sentido: cantar algún día junto a su hijo Avi. “Si compartimos eso, será el mejor regalo”, confiesa.
Mientras tanto, ya hay quien lo lleva grabado para siempre: fans que se tatúan sus letras o que le cuentan cómo sus canciones les han acompañado en momentos clave. “Eso ya es un legado”, dice, con la mezcla de sorpresa y gratitud de quien no se acostumbra a ese eco íntimo de su música.
Y si pudiera hablar con el chaval que empezaba en el coro, solo le recordaría lo esencial: “Que cuente verdad, que no se vuelva loco cuando llegue el dinero y que sepa quién va a quererlo arriba y abajo. Los suyos, su familia y los amigos de siempre”.

Raule, cantante jerezano que actuará en Cooltural Fest este domingo
Cantar directo al corazón
Quizá ahí esté la clave de su éxito: Raule no ha perdido la brújula. Lo que sostiene su carrera es lo mismo que lo empujó a empezar, la necesidad de ser sincero. Lo resume en un pensamiento que ya se ha convertido en declaración de intenciones: cantar directo al corazón.
Y es que, detrás de los discos, de los premios y de los 'sold out', Raule sigue siendo aquel niño que improvisaba escenarios de cajas de refrescos. Hoy con más kilómetros, más cicatrices y más canciones, pero con la misma ambición: emocionar. Seguir siendo de verdad.