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"Ser joven es ser todo lo que aún no se es, y temer no llegar a serlo"

La exposición 'Los sueños de las noches eléctricas' es un proyecto de la granadina Clara Gámiz, referente en distintos ámbitos artísticos

Autorretrato de Clara Gámiz, autora de la exposición del CAF.

Autorretrato de Clara Gámiz, autora de la exposición del CAF.Clara Gámiz

Elena Ortuño
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Portavoz del sentir de toda una generación, la granadina Clara Gámiz es la personificación de cómo el miedo a la precariedad y al fracaso puede transformarse en algo tan bello como el arte del que es autora. Su exposición ‘Los sueños de las noches eléctricas’ es un viaje, una muestra emocional de la transición a la madurez de un grupo de jóvenes que navegan entre anhelos e interrogantes; un trabajo que se puede visitar en el Centro Andaluz de Fotografía hasta el 24 de agosto.

Cuéntame lo que no se ve de la exposición.

Es un proyecto de fotografía que surge cuando yo tengo en torno a los 23 años, cuando yo entiendo que estoy viviendo un momento que es único en mi vida. Me parecía que aquella época era como un espacio liminal, que dividía mi vida de adolescente y mi futuro como persona adulta, y sobre todo, que se me venía encima algo: la necesidad de entrar al mercado laboral, que es muy complicado, y también mis propias inquietudes como artista y el miedo a no ser capaz de vivir la vida que yo desearía vivir. Era un momento en que mis amigos y yo estábamos terminando la carrera y sentíamos un vacío.

Una sensación que se acrecienta en el mundo del arte.

Sí, muchos de nosotros estábamos iniciando proyectos artísticos en Granada, priorizando eso en lugar de algo un poco más asentado, y entonces eso implicaba mucha ilusión y momentos de euforia, pero también implicaba muchísima sensación de incertidumbre. Si ya es difícil cualquier camino de acceso al mercado laboral, pues además el de artista, que no está escrito ni tenemos muchos referentes, aún más. Lo único que sabía era que estaba viviendo algo muy especial, que, a nivel emocional, necesitaba que quedase constancia de ello, necesitaba capturarlo.

¿Cómo se plasma esa incertidumbre, esa precariedad, digamos, en las fotografías?

Hay fotografías que realicé para simbolizar eso, como un autorretrato mío en medio de la niebla. En él estoy en un campo, sola. Lo demás pues supongo que yo iba fotografiando momentos de lo cotidiano, de lo que yo vivía. Me trataba de fijar en elementos algo frágiles, por ejemplo, la pareja que se abraza en otra foto, ¿no?, como buscando aferrarse mutuamente quizá ante ese caos.

Una de las fotografías de la exposición.

Una de las fotografías de la exposición.Clara Gámiz

Y luego está el polvo de las fotografías.

Sí. Lo más sencillo de ver es que yo no podía capturar esta fotografía buscando un perfeccionismo, si yo estuviera preocupada en tomarla de una forma correcta. A veces el perfeccionismo hace que el momento muera. Esto es algo que se puede aplicar a todas las facetas de la vida. Creo que es algo que en nuestra sociedad es como una lección a aprender, la búsqueda de la perfección mata la autenticidad, y yo precisamente estoy buscando eso. También a veces las imágenes muy pulidas no siento que transmitan... esa sensación. Me parece que a veces algo borroso puede ser evocador, mientras que algo completamente nítido no deja espacio para la imaginación.

¿Por eso usaste la fotografía analógica?

La usé como una manera de hablar sobre nuestra materialidad en un contexto de lo digital, que está muy bien para muchas cosas, pero creo que también nos trae muchos problemas. Sobre todo, hace que estemos disociados. Lo analógico nos recuerda que estamos presentes, que estamos hechos de materia y que somos materia.

Una de las fotografías de la exposición.

Una de las fotografías de la exposición.Clara Gámiz

¿Por qué en fotos?

Prioricé fotografía al vídeo por ese carácter que tiene la imagen estática de que es solo un momento, ¿no? También elegí la analógica en vez de la digital, porque no quería estar todo el rato pensando en tomar imágenes. Yo quería estar viviendo el momento.

En realidad fue un proyecto escrito y fotográfico a la vez. Recuerdo que escribí un diario el año en que cumplía 25 a propósito. Por eso, porque me parecía como que para otras personas, para otras generaciones más adultas, no teníamos problemas. Nos ven y dicen: “Pero si a los 25 lo tienes todo por delante”. Pero creo que a día de hoy no solo me pasa a mí, es algo común. Ahora yo ya tengo 31, en otros chicos más jóvenes también lo veo.

“Lo vivimos como un fracaso personal, pero en realidad es circunstancial y
casi universal”
Clara Gámiz

Dices que cumplir 25 es un momento de crisis.

Yo lo sentía así. Como: “Mis padres a mi edad ya se habían casado, iban a tener un hijo, se iban a comprar su primera casa, ya estaban trabajando y yo no tengo ni idea de cuándo va a pasar todo eso”. Para mí los 25 fueron esa edad simbólica, pero para cada uno puede ser distinta. Hay unas cosas que se esperan de ti a esa edad. Y es duro, porque creo que en el mundo contemporáneo con las crisis económicas y mundiales, y el cambio de paradigma que estamos viviendo es muy difícil que nos imaginemos un futuro.

¿Cres que se vive como un fracaso?

Yo lo sentía así. Que había mucha crítica todo el rato. Siempre se critica mucho a los jóvenes porque es más fácil. Es muy fácil decir que somos la generación de cristal, porque ellos pueden ver las facilidades que tenemos, pero no tienen ni idea de cómo es tener nuestra edad en la actualidad; también precisamente por crecer tan consumidos por las pantallas, por imágenes, redes sociales, medios digitales...

Por estar siempre viendo en una pantalla cómo deberíamos ser, eso nos crea complicaciones y complejos en nuestro mundo interior sobre cómo nos vemos nosotros mismos, en nuestra autoestima...

Una de las fotografías de la exposición.

Una de las fotografías de la exposición.Clara Gámiz

El título de ‘Los sueños de las noches eléctricas’, como la fotografía de la carretera, es una buena síntesis.

Sin ser un retrato, es una imagen doblemente simbólica, de las que mejor resume el proyecto. Tiene esa doble cara de tenerlo todo por ser joven y a la vez de ese miedo de tomar el camino equivocado. Porque yo siempre digo que ser joven es ser todo lo que aún no se es, pero se podría llegar a ser. Eso lo refleja en esa carretera de cielo nublado que parece a punto de estallar la tormenta.

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