La justicia almeriense ha sumando en la mañana de este viernes, nuevas voces, nuevas miradas, y sobre todo, un renovado compromiso. En una ceremonia cargada de solemnidad, orgullo y emoción contenida, once letrados y letradas tomaron juramento —o promesa— como nuevos miembros del Ilustre Colegio de la Abogacía de Almería. Un acto que, más allá del protocolo, simbolizó el inicio de una etapa crucial: la de ejercer la defensa con rigor, ética y vocación de servicio.

Los nuevos miembros

La sede colegial se llenó de familiares, amigos, padrinos, madrinas y compañeros de profesión. Las togas, preparadas sobre las sillas delanteras, esperaban a sus nuevos dueños. El murmullo previo, las miradas entre nerviosas y expectantes, y el respeto en el ambiente hablaban por sí solos: este era un día que quedará grabado en la memoria de muchos.

Entre los once nombres que ya forman parte oficialmente del colegio figuran los de Noemí Vique Fernández, Rubén Sánchez Hernández, Lucía Garrido López, Wendy Antonia Hernández Peña, Josefa Navarro Sola, Laura Rodríguez Illeras, Juan José Ramos Villalobos, Oana Ciota, Francisca Dolores Parrilla Escobosa, Ángel Saiz Gázquez y Aida Emilia García Molina. 

Letrados jóvenes, sí, pero con la firmeza de quienes han superado todas las pruebas para defender los intereses de sus patrocinados en las salas de Justicia, y que en la mañana de hoy ha dado un paso decidido hacia la abogacía con mayúsculas.

Cada uno de ellos estuvo acompañado por padrinos y madrinas que simbolizaron el vínculo intergeneracional de la profesión: profesionales con trayectoria que ofrecieron su respaldo, su guía y, en muchos casos, su cariño. 

Entre ellos, nombres conocidos como Álvaro Fernández Vázquez, Juan Antonio Avellaneda Molina, Lucas Soria López, Irene Martínez Martínez, Rocío Beltrán García, Beatriz Jiménez Gutiérrez, José Antonio Sánchez Hernández, Manuel Alarcón Delgado, Fátima Jiménez Reche, Verónica Moya, Javier Espinosa López, y Antonio Luis Navarro Moya.

Tres claves

Abrió el acto el letrado José Antonio Sáez Galán, que, les ha hablado con la calma del veterano. Este abogado almeriense les ha ofrecido a los nuevos juramentados de Colegio de Abogados de Almería,  tres claves que van más allá del derecho positivo: esfuerzo, honestidad y lealtad. “El cliente os pedirá soluciones, pero también confianza. No traicionéis jamás ese vínculo sagrado”, ha dicho, generando más de un asentimiento entre los presentes.

El cierre del acto  ha corrido a cargo del decano, Juan Luis de Aynat, quien no solo destacó la valía de los nuevos colegiados, sino también el carácter simbólico y formal del acto de jura o promesa. “La toga no es solo un símbolo; es un contrato con la sociedad. Un acto de valentía en un mundo cada vez más judicializado”, ha apuntado. No faltaron sus palabras de reconocimiento a quienes han llegado hasta aquí sorteando obstáculos, demostrando que la constancia, en esta profesión, es tan importante como el conocimiento jurídico.

El decano también ha subrayado el papel del Colegio de Abogados de Almería, como espacio de formación, diálogo y defensa de los derechos de la ciudadanía. “Ser abogado no es solo saber derecho. Es comprender el dolor ajeno, y ponerle forma legal”, concluyó.

En días como este, la abogacía se muestra no solo como una carrera profesional, sino como una elección vital. Cada toga entregada, cada palabra pronunciada, es un compromiso que se renueva.