La Voz de Almeria

Sociedad

El crimen del hippy del barranco El Risco, perpetrado hace 43 años

El autor o autores de la muerte de un joven madrileño nunca fueron detenidos ser detenidos

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José Ángel Pérez
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La nubosa mañana del 24 de marzo de 1979 el agente de guardia en la pequeña centralita del cuartel de la Guardia Civil de Aguadulce recibía una llamada telefónica anónima de un hombre a todas luces extranjero quien a duras penas y con voz entrecortada intentaba comunicarse con su interlocutor. Chapurreaba español y solo repetía la palabra “muerto” y que en esos momentos se encontraba en un establecimiento comercial ubicado próximo al cementerio de aquella barriada. El agente, con tan escasos datos informó a sus superiores sobre la llamada recibida y una media hora más tarde un patrullero localizaba a unos cuatrocientos metros del cementerio a dos extranjeros haciéndoles señas con las manos para que se aproximasen.

Tras una breve entrevista, los dos agentes del coche patrulla en unión de los extranjeros se desplazaban hasta el fondo de un barranco, conocido como El Risco, donde a unos diez o quince metros se encontraba el cadáver de un hombre. El cadáver ya presentaba signos de putrefacción. Llevaba el pelo largo, aparentaba unos 25 o 30 años, estaba completamente desnudo y solo llevaba puestos unos calcetines deportivos blancos. La inspección ocular determinó que el muerto presentaba signos externos de violencia, con hematomas por golpes en las piernas y quemaduras profundas en la zona torácica. Se barajaron distintas hipótesis sobre el luctuoso suceso. Una primera impresión que se tuvo en el ámbito de la investigación llevada a cabo por la Guardia Civil, fue que el autor del crimen había trasladado hasta aquella zona el cadáver con la intención de ocultar el cuerpo y retrasar así en lo posible que se conociera su muerte.

Sin embargo el posterior hallazgo de una mochila junto a un saco de dormir y otros efectos personales de la víctima apuntaron la teoría de que el muchacho fue asesinado en el mismo lugar donde se halló el cuerpo sin vida para robarle. En cualquiera de los casos, lo cierto es que tras unas semanas de investigación, el asunto e archivó y el crimen quedó impune.

La víctima fue identificada como José Luis Sanz, de 23 años de edad, natural de Soto del Real, que se dedicaba a la elaboración y venta de collares y objetos de bisutería, pequeña artesanía que solía vender en distintos puestos callejeros de hippies tanto en la capital como en Aguadulce.

Su esposa, Estrella Sánchez Manrique de 20 años de edad, que solía acompañarle habitualmente en la venta de estos artículos de adorno no fue localizada en los primeros días tras el hallazgo del cadáver. No estaba en Almería. Al parecer, según pudo determinar entonces la Guardia Civil la muchacha en aquellas fechas se encontraba en Málaga. Según sus manifestaciones, se supo que el matrimonio, unos meses antes habían estado residiendo en la localidad madrileña de Colmenar Viejo y después en Palma de Mallorca de donde se desplazaron hasta Almería.

Se abrieron distintas líneas de investigación, sin que se lograsen datos o indicios para la resolución del caso y se descartó la implicación de la joven en el crimen. La Guardia Civil mantuvo una extensa investigación que se amplió a otras provincias sin resultado por lo que el caso quedó archivado. Cuando se produjeron los hechos, la victima recientemente había estado en contacto con un grupo de hippies que solían dedicarse a la venta ambulante, pero que ya habían desaparecido de la provincia. Se cumplen 43 años del crimen y el autor o autores no han podido ser detenidos.

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