La tintorería Rosi: 30 años teniendo las mejores valoraciones en Roquetas
Mucho vapor para planchar crisis, pandemias y resistir 30 años en el corazón del pueblo

Antonio y Rosa María Sánchez detrás del mostrador de la lavandería Rosi.
Los escaparates tienen algo mágico que nos atrapa, una ventana diseñada para ser vista en lugar de para asomarse. El encanto se potencia si detrás del vidrio hay una mujer que plancha afanada en su trabajo, vestida como una muñeca y con unos cascos de música que la alejan de la monotonía del vapor. Ella es Rosa María Sánchez, pero todos los roqueteros la conocen como la dueña de la lavandería Rosi.
Era el año 1995 cuando sus padres, Antonio y Rosi, levantaron una tintorería estando en paro, con tres hijos y sin saber del oficio. Pidieron al banco millones de pesetas para la mejor maquinaria, formarse en laboratorios textiles y aprender desde cero. Con esfuerzo, noches sin dormir y mucha constancia, fueron pagando cada letra mientras superaban crisis como la competencia de grandes cadenas o el desplome de 2008, que los dejó trabajando solos en el local.
La clave fue resistir y reinventarse: especializarse en prendas delicadas de fiesta, apostar por tecnología única en la provincia y cuidar a cada cliente hasta recuperar su confianza. Treinta años después, el negocio sigue en pie y todo está pagado. Antonio, ya retirado pero siempre presente, lo resume en una palabra que ha guiado toda su vida: aguantar.
Como padre orgullosos sonríe y mira a Rosa María mientras dice que no se va a quedar descalza. La lavandera es muy currante, deportista de alta montaña y tampoco falta al gimnasio. Su mundo interior es tan variado y colorido como las prendas que cuelgan del techo, pura fantasía.
¿Qué es para ti el negocio?
La lavandería es un negocio familiar. Hace unos 30 años que mis padres abrieron. Todo el mundo me llama Rosi por el nombre en el cartel, pero Rosi es mi madre. Aunque estoy al frente del negocio mi padre y yo tenemos una relación muy especial.
¿Cómo empezaste a trabajar en el negocio?
Fue un castigo. Cuando tenía 16 años no quería estudiar y mis padres me pusieron a trabajar aquí un verano y me gustó. Soy la menor de tres hermanos, cada uno tiene su trabajo, yo me he quedado en la lavandería. Fue mi madre quien me enseñó a planchar, ahora yo le doy mi toque. Tengo clientas que solo traen la ropa para que la planche.
¿Cuántas horas de plancha echas al día?
8 o 10 horas, yo me organizo mi tiempo. El trabajo de la plancha es muy lesivo para el cuello, pero yo estoy acostumbrada. También tengo que atender el mostrador y las limpiezas.
¿Puedes cerrar e irte de vacaciones?
Claro, el año pasado cerré 10 veces para irme de viaje. Dejaba todo bien atado y el trabajo hecho. Me gusta mucho viajar y la alta montaña, he subido al monte Fuji en Japón al Atlas marroquí he ido unas cuantas veces. Debo de decir que es donde mejor me han tratado en mi vida, en Marruecos.
¿Tienes muchos clientes?
Un montón y tengo muy buena memoria nada más entrar por la puerta el cliente ya sé lo que le tengo que dar y dónde está la prenda. Tengo clientes de toda la vida desde que abrió el negocio, gente que llega y se sienta en la silla y echa un rato de cháchara conmigo. También hago la cabalgata de Reyes del Ayuntamiento de Roquetas y Trabajo para Cruz Roja.
¿A veces pasas la barrera del mostrador y esos clientes se convierte en tus amigos?
Sí por supuesto, tengo una clienta que viene cada semana desde hace 11 años, la llamo la Kardashian porque es igual que ella. Siempre impoluta con una ropa preciosa, a sus hijos también los viste siempre muy bien. Ella es súper exigente si no le gusta como ha quedado una prenda me lo dice. Pero somos amigas y he estado en su casa.
Si no tienes ordenador para informatizar tu trabajo, ¿Cómo lo haces?
No, lo llevo todo en los blocs que ves encima del mostrador con hojas amarillas de copia y mi asesor. Yo emito el albarán y las empresas me hacen la factura, así trabajamos.
Cuando trabajas para empresas grandes tienes que hacer repartos ¿tienes vehículo de empresa?
No, lo meto todo el en coche de mi padre y si es mucho trajín pido una furgoneta a algún amigo.
¿Cuánto tiempo guardas las prendas?
Por ley tengo que guardarlas cinco años, que muchos son, yo las sacaría a los seis meses. A día de hoy pido siempre el teléfono e insisto a la gente para que se lleve sus prendas, pero antes era un follón porque mi padre no pedía teléfonos ni nada.
¿Qué haces con las prendas que se quedan en la lavandería y nadie las reclama?
Las vendo por lo que cuesta la limpieza. Anda que no he vendido vestidos de novia, no ganaba nada con el vestido, pero cubría los gastos de mi trabajo.
Veo que tenéis unos cuantos certificados de excelencia.
Si porque en todos estos años solo hemos recibido 1 o 2 hoajas de reclamaciones y no será porque no se han roto cosas. También en Google tenemos muy buenas reseñas.
¿Cuál es la clave para que un negocio dure 30 años?
Mejorar cada día y conseguir que cuando la gente diga una tlavandería piense en Rosi.