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Una almeriense ante la historia: el relato de la enfermera que vio agonizar a Franco

Encarna Redondo fue una reconocida sanitaria albojense elegida hace 50 años para atender al dictador en sus últimos días

Encarna Redondo en la famosa portada donde aparece el dictador agonizando.

Encarna Redondo en la famosa portada donde aparece el dictador agonizando.La Voz

Guillermo Mirón
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Este 20 de noviembre de 2025 se cumplen cincuenta años de la muerte del dictador Francisco Franco. Con motivo de esta efeméride han visto la luz o se han anunciado numerosos trabajos periodísticos y documentales en torno a los últimos días del entonces aún jefe de Estado. Los médicos que le atendieron, el posible autor de las fotografías en las que el dictador aparece agonizando...

Pocos han reparado, precisamente, en quienes fueron junto a Franco las protagonistas de esas imágenes que han pasado a la historia de España. Una de esas enfermeras que aparecen, con gesto ajetreado mientras manipula las máquinas que mantienen con vida a Franco tiene nombre y apellidos. Obviamente siempre los ha tenido, pero no fue hasta 2018 cuando se supo que la albojense Encarna Redondo Molina (Albox ,1939) fue una de las profesionales sanitarias que atendió durante semanas al dictador.

El responsable de sacar a la luz esta historia fue el investigador Miguel Ángel Alonso. Lo hizo tras conseguir un ejemplar de 'La Revista' con la famosa portada de 1984, tal y como adelantó ya hace seis años y en exclusiva este periódico. Un hallazgo que, casi medio siglo después, confirmó durante una entrevista en la Cadena SER Levante uno de los hermanos (lamentablemente ya fallecido) de la enfermera, Pepe Redondo, que junto al historiador contó, con la cercanía y humanidad que le caracterizaba, cómo vivió junto a su hermana esos días clave entonces para el devenir de todo el país.

“Fui a Madrid unos días en los que ella ya estaba en el ajo. Al principio no me lo creía y le decía: ¿Qué vas a estar tú cuidando a Franco? No habrá gente más importante. Como su nombre no salía en ningún lado, dudé”, confesó entonces Pepe, parte de una familia muy querida -y con razón- en Albox y hermano de Encarna al igual que Francisco, Marita y Juan Antonio.

La incredulidad de Pepe no tardó en venirse abajo cuando fue testigo de cómo coches con la bandera nacional eran los encargados de recoger a diario a su hermana que a principio de los “Cuando vi llegar aquellos coches con la bandera de España y cuatro policías en moto y con la sirena… dije: pues quizás es verdad, contó sonriendo. "Así la llevaban y la traían todas las veces. Y estuvo meses”, añadió.

Encarna junto al dictador en la famosa portada de 'La Revista' y el ejemplar de Miguel Ángel Alonso.

Encarna junto al dictador en la famosa portada de 'La Revista' y el ejemplar de Miguel Ángel Alonso.Miguel Ángel Alonso

Que la enfermera fuese una de las elegidas para una labor tan delicada no fue casual. Tal y como detalló el historiador Miguel Ángel Alonso, la enfermera llegó a acumular reconocimientos por una profesionalidad que era más que conocida. “Empezó magisterio y cuando le quedaban varias asignaturas para terminar recibió la vocación divina y se metió a monja. Antes, a finales de los 60, en los hospitales no había enfermeras como ahora. Esa labor era realizada por hermanas de la caridad y comenzó a trabajar como monja-enfermera en el Hospital Puerta de Hierro".

Ya a principios de la década de los 70 la enfermera "abandonó la orden y se incorporó a trabajar en el Hospital de La Paz" donde llegó a ser "supervisora de Enfermería. Por su labor llegó recibir la Orden al Mérito Civil, por lo que, al menos en lo que manda el protocolo, debía ser tratada de usía. Aunque su carácter afable y cercano hacía que esto fuera pocas veces así. “No la trató nadie de usía. Algunas veces de broma se lo decíamos. Era muy sencilla”, confesó su hermano durante la misma entrevista en la Cadena SER.

 "Calificaba a Franco como un enfermo más, sin darle más importancia", rememoró Pepe. Tanto Encarna como sus familiares conocedores de esta historia guardaron discreción sobre la misma con la humildad que además les caracteriza, aunque en la vivienda de algunos de ellos hay un elemento que, pese a que pasaba inadvertido para las visitas, delataba lo ocurrido. Se tata de los jarrones que quienes visitaban a Franco dejaban en la habitación y que acabaron en manos de los profesionales sanitarios. 

Últimos instantes y un recuerdo testigo del momento

“Cuando se murió el hombre -dice el hermano en referencia a Franco- llegó toda la alta sociedad, política, militar… Todos venían con el mismo obsequio: un jarrón con flores. Cuando se lo llevaron había que limpiar La Paz. Entonces al equipo médico le dijeron se llevaran los que quisiera. Ella cogió dos jarrones que tenemos por ahí”, reconoció a modo de anécdota Pepe Redondo.

En cuanto a los últimos instantes de Encarna junto a Francisco Franco, el historiador cuenta que "cuando llegó el momento de desconectarlo de la máquina nadie quería hacerlo. Los familiares me cuentan que ella fue quien se ofreció y lo desconectó".

En todo caso, para aquellos que como le ocurrió a su propio hermano Pepe puedan dudar de este testimonio y del papel crucial que asumió esta ilustre almeriense, las fotografías publicadas por 'La Revista'  y en las que Encarna aparece junto al agonizante militar golpista les sacarán de toda duda. Se trata del nombre de una almeriense desconocido durante décadas pero que ya tiene el lugar que se merece en la historia reciente de este país.

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