La Voz de Almeria

Adra

Cuando se cerró la bocana del puerto

Se podía atravesar a pie debido a la arena acumulada que arrastró los temporales

Arena acumulada cierre bocana Adra.

Arena acumulada cierre bocana Adra.Colección de Andrés Aguilera.

Pepe Cazorla
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La vida comercial e industrial en Adra a principios de los 50 del siglo pasado giraba principalmente alrededor de la producción pesquera. Su puerto, ofrecía magnificas perspectivas y de ahí que todas las miradas se concentraran en él. Por ello, constituyendo su mayor fuente de riqueza por entonces, se veía interrumpida por el cierre de la bocana.

Ocurría en marzo de 1953, por la acumulación de arena que bloqueaba toda entrada o salida de pesqueros, quedando inactivas más de 40 embarcaciones, que dejaron en paro a cerca de ochocientos pescadores. El Estado acudió a remediar y solucionar el problema. 

Los pescadores abderitanos recibieron primeramente un donativo de diez mil pesetas del Gobernador civil, veinte mil pesetas del Instituto Social de la Marina y cinco mil pesetas del Sindicato Nacional de Pesca. También la Cofradía anticipó treinta y cinco mil pesetas aproximadamente, y cuyo total, de sesenta mil pesetas, fue invertido en víveres, que luego se distribuyeron a todos los pescadores afectados.

El puerto de Adra queda cerrado a causa de las arenas que el viento de Levante había echado sobre la bocana, siendo insuficiente la grúa que hacía las operaciones de dragado para 'impedir el obstáculo. que se presentaba a la navegación. Por este motivo, las embarcaciones no podían hacerse a la mar, por lo que el tráfico quedaba paralizado, como asimismo las operaciones de pesca, lo que originaba el paro. 

El alcalde de Adra, Miguel Olmedo, inmediatamente puso en conocimiento de la primera autoridad civil la anormalidad registrada y sus lamentables consecuencias estando pendiente de Jos informes sobre este asunto, realizando las pertinentes gestiones con el Ministerio de Obras Públicas y Comisión Central de Puertos obteniendo el rápido resultado de que enviasen un técnico, para conocer la gravedad del problema. 

En reunión de emergencia entre el Gobernador civil, el Patrón Mayor, de la Cofradía de Pescadores, los armadores de buques y los jefes de las Secciones Sociales, así como los técnicos del Ministerio de Obras Públicas, los reunidos, intercambiaron impresiones, acordándose las medidas más urgentes para dar solución a este asunto, que quedaría totalmente resuelto, cuando se terminasen, las obras que se efectuaban en el nuevo espigón mientras la gran chiquillada contaban como habían atravesado la bocana a pie, dando por resultado, que el que desconocía el problema mostraban su incredulidad y sorpresa. 

Incluso, antes de su dragado, la arena fue apartada y cargada en mulas y que algunos labradores, aprovecharon también para sus bancales. Esta situación también repercutía del mismo modo a otros sectores, como la industria conservera y transportes se encontraba muy perjudicada y se solicitó llevar a cabo la limpieza de la bocana del puerto se estudiase en medio de construirse el oportuno espigón que defienda al puerto en sucesivos temporales de levante y estos daños no vuelvan a ocasionarse con lo que se evitaría la situación de inestabilidad que tanto para la industria pesquera de gran importancia del puerto como para la navegación en general tenía por ser el mismo utilizado con mucha frecuencia como base de refugio en caso de los referidos temporales y además, por subastarse en su lonja más de un 50% de la pesca que se captura en las costas africanas. 

El propio ministro de Obras Públicas, Fernando Suarez de Tangil y Angulo, Conde de Vallellano, en visita a Adra, se dirigió al puerto deteniéndose en diversos lugares y al final incluso atravesó la gran faja de arena y piedra que los temporales de agua y viento habían obstruido totalmente el acceso y salida de este. Los materiales se extendían en una gran lengua desde el espigón de Poniente al de Levante, formando una nueva playa y con una anchura de varios metros.

El Conde de Vallellano habló extensamente con el Ingeniero jefe de la Demarcación de Puertos, al que daba instrucciones concretas y urgentes de aquella grave necesidad. Las obras comenzaron sin demora, y se hicieron conjuntamente los dos dragados del puerto y las de construcción de un espigón-pantalla, que impidiese se malogre la eficacia de los primeros trabajos. A tal fin se envió una potente draga que aceleró la limpieza definitiva del puerto.

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