El peligro que supone, no sólo el calor en sí, sino también como agravante de patologías respiratorias y cardiacas, hace que en verano, desde la Delegación de Salud de la Junta se extreme el cuidado de 40.700 personas, todas aquellas que figuran en la base de datos mayores de 65 años. “Se les envían mensajes y cartas, y a muchos se les llama por teléfono, para dar consejos de cómo afrontar los días de más calor”, explica el coordinador de Urgencias del Distrito Sanitario de Almería, Carmelo José Gutiérrez. Además, las enfermeras de enlace poseen un listado con los pacientes de mayor riesgo y, al principio del verano acuden a sus casas para realizar un informe sobre sus condiciones y para aconsejar los cuidados necesarios. Unas medidas que han conseguido que por ahora no se haya producido ningún golpe de calor en los meses de verano de 2011 y se mantenga de esta manera el éxito del pasado año. En este sentido, el médico insiste en la importancia de que los ciudadanos sepan distinguir entre un golpe de calor y un mareo por las altas temperaturas. “El golpe de calor se distingue porque provoca anhidrosis, es decir, piel seca, sin sudor, y caliente; además de la disminución del nivel de conciencia y la fiebre”, explica. El diagnóstico se hace además en laboratorio, aclara Carmelo, a pesar de que normalmente se habla de golpe de calor para referirse a otras patologías derivadas de la meteorología, como fatiga o calambres por calor. Para evitarlo, aconseja evitar salir de las 11 a las 17 horas y estar bien hidratado.

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