La Voz de Almeria

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“Por muy bonitos que sean los lugares donde viví, no hay nada como El Ejido”

David Iban Cara es un ejidense que trabaja en la empresa de obras `AS Industries` en Camerún

El Ejidense David Iban Cara con varios compañeros cameruneses en una obra.

El Ejidense David Iban Cara con varios compañeros cameruneses en una obra.

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Tras recorrer África durante años, el ejidense David Iban Cara Picón estableció en Camerún su lugar de residencia, donde trabaja de director técnico en la empresa de obras AS Industries.


Inicios


Hijo de padre ejidense y madre francesa, David supo desde muy pequeño qué era viajar, pues pasó su infancia yendo y viniendo del país galo a España. Por eso, a medida que se hacía mayor sabía lo que quería en la vida: viajar. Con apenas 25 años decidió irse muy lejos de su ciudad natal, El Ejido. Quería recorrer mundo, conocer gente distinta, enfrentarse a nuevas culturas, en definitiva, “vivir a otro ritmo”. Así, en 2006, decidió irse a vivir a la isla Reunión, situada en el Océano Índico, en frente de Madagascar. Un lugar situado a unos 9.000 kilómetros del Poniente almeriense.


África
Desde el 2008, David ha vivido y trabajado en muchos lugares del continente africano. Su llegada a África “fue fácil”, ya que su tío vivía allí y tenía un puesto de trabajo en el sector de las telecomunicaciones esperándole. Lo que David no sabía era que su primera experiencia sería vivir en plena selva. “Allí tuve que lavarme con cubos de agua fría, cuando había; comí cosas que en mi vida se me habría pasado por la cabeza comer…”, cuenta el joven. Pero también tuvo su parte positiva y así lo recuerda: “Viví momentos extraordinarios, con ruido de animales a mi alrededor. ¡Bailé en discotecas hechas con madera! Fueron mis mejores años de emigración. Nunca los olvidaré”.


Anécdotas
El día que David recuerda como el más especial fue cuando comenzaron en Uganda un proyecto de estaciones de telecomunicación ecológicas en un lugar con 600 kilómetros de selva. “Al llegar, tuvimos que atravesar ríos con cocodrilos e hipopótamos, ¡fue una experiencia inolvidable!”, recuerda el joven. Trabajando allí, observaron desde lo alto de la torre, donde montaban las antenas, una “impresionante” manada de bisontes y elefantes, mientras unos cuantos leones y una familia de jirafas miraban el escenario casi inmóviles. “¡Fue un episodio de National Geographic en directo!”, asegura.


Ciudad natal
Aunque está adaptado en Camerún y a gusto con su gente, pues “los africanos son muy agradables y risueños, no se estresan con nada, son muy tranquilos”, David desearía volver al Poniente almeriense. Como casi todos los ejidenses que viven fuera de su tierra, este joven echa de menos “el tapeo”. Y cómo no, a su familia. Por eso, en cuanto tenga la certeza de que su futuro laboral tiene algún cauce en el municipio, asegura que regresará: “¡El Ejido es El Ejido, por muy bonitos que puedan ser los países en los que he vivido, no se puede estar mejor que allá donde estén tus raíces!”.


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