Ni la Geoda de Pulpí ni el Desierto de Tabernas: este es el monumento más desconocido de Almería
El valle del Almanzora recupera uno de sus parajes más ocultos: un desfiladero estrecho, salvaje y esculpido por siglos de erosión

Almería es una tierra marcada por paisajes extremos y singulares que la convierten en un destino único en Europa. Desde el Desierto de Tabernas —el único de su tipo en el continente europeo— hasta la espectacular Geoda de Pulpí, pasando por enclaves tan emblemáticos como las Canales de Padules o el Parque Natural de Cabo de Gata-Níjar, la provincia está repleta de lugares capaces de sorprender incluso a los viajeros más experimentados.
Pero entre tantas joyas naturales, aún quedan espacios que permanecen en un discreto segundo plano pese a su enorme valor paisajístico. Uno de ellos se esconde en el corazón del Valle del Almanzora: el Estrecho de Urrácal, un desfiladero que durante años ha permanecido oculto y que hoy vuelve a abrirse al mundo como uno de los rincones más espectaculares del interior almeriense.
El Estrecho de Urrácal, ese gran desconocido
Situado en la rambla Salada, a los pies del cerro del Castillico, el Estrecho de Urrácal es un paso angosto tallado pacientemente por la erosión. Sus paredes verticales, que en algunos tramos alcanzan varios metros de altura, se cierran hasta dejar apenas metro y medio de separación.
Este cuello de roca, donde el sol apenas logra filtrarse, crea una atmósfera singular que muchos visitantes comparan con las gargantas más conocidas del norte peninsular, aunque en versión almeriense: más seca, más abrupta, más sorprendente.

Estrecho de Urrácal.
El lugar había permanecido prácticamente inaccesible durante décadas. La vegetación —adelfas, zarzamoras y matorrales densos— fue colonizando el cauce tras la construcción de diques que frenaban las crecidas naturales de la rambla. Lo que antes limpiaba el agua, dejó de hacerlo. Y el estrecho quedó sepultado bajo la maleza, invisible para senderistas y vecinos.
En los últimos años, varias actuaciones de limpieza han recuperado el paso original, devolviendo al paraje su fisonomía y permitiendo que la gente vuelva a recorrerlo.
Una ruta para descubrir el Almanzora más salvaje
Para quienes quieran adentrarse en este pequeño tesoro geológico, existe una ruta circular de aproximadamente once kilómetros que parte de la entrada de Urrácal, junto a la carretera AL-6102. El recorrido, que se completa en unas cuatro horas y media, combina historia, paisaje y un punto de aventura.
El sendero conduce al caminante por antiguos cortijos como el de Los Gacheros, restos de molinos hidráulicos que en su día aprovecharon la corriente de las acequias y miradores naturales desde los que se contempla la amplitud del Almanzora. Es un itinerario tranquilo en su primera parte, ideal para dejarse envolver por el silencio de la sierra y el sonido del agua cuando el cauce baja generoso.

Al aproximarse al estrecho, el carácter de la ruta cambia. El terreno se vuelve más caprichoso y obliga a cruzar el arroyo en varias ocasiones. En función de las lluvias, el nivel del agua puede variar, añadiendo emoción al recorrido. No es extraño encontrar senderistas que, ante el paso más estrecho, se detienen unos segundos para contemplar ese impresionante corredor pétreo que apenas deja pasar la luz.
Un destino en Almería que gana protagonista
Los amantes de la naturaleza, el senderismo y la fotografía empiezan a situar el Estrecho de Urrácal en su radar. Su mezcla de aventura accesible, paisaje singular y sensación de descubrimiento lo convierte en un enclave que promete crecer en popularidad.
No es un lugar masificado, y quizá ahí resida gran parte de su encanto: caminar por un espacio que ha permanecido décadas oculto y que aún conserva la sensación de ser un hallazgo secreto. Para el Valle del Almanzora, la recuperación del estrecho supone además una oportunidad para diversificar su oferta de turismo activo, uniendo su patrimonio cultural, sus pueblos blancos y su gastronomía con enclaves naturales tan sorprendentes como este.
Pese a su tamaño modesto, el Estrecho de Urrácal ofrece una experiencia que muchos visitantes califican de inolvidable. Es uno de esos lugares donde la geología, el tiempo y la naturaleza han escrito su propia historia en las paredes de un corredor angosto y silencioso.
Quienes ya lo han recorrido coinciden: este desfiladero merece figurar entre los tesoros naturales de Almería, a la altura de otros enclaves ya consolidados. Y quizá, con el paso del tiempo, deje de ser un secreto para convertirse en una parada obligatoria en el mapa de la provincia.