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Un almeriense, desesperado a la espera de una operación: "Quiero que me amputen la pierna"

Francisco Inteño, natural de El Ejido, sufrió una fractura en un pie hace más de dos años y está a la espera de una operación para amputarle la pierna

Francisco Inteño, con muletas, y su pie izquierdo, el que espera a que le amputen.

Francisco Inteño, con muletas, y su pie izquierdo, el que espera a que le amputen.La Voz

Miguel Antonio Rodríguez Cárdenas
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La vida del almeriense Francisco Inteño Maleno es un auténtico "infierno" desde hace algo más de dos años. Se fue por trabajo a Burgos y su experiencia laboral tornó en pesadilla después de que un cerdo le pisara y le rompiera el ligamento de Lisfranc dejándole totalmente inutil su pierna izquierda. Desde entonces, su vida depende de la morfina y en su cabeza solo tiene un pensamiento: que llegue el momento en el que le amputen la pierna y poder comenzar su nueva vida.

Pero ese ansiado momento no llega. Son casi 1.000 días los que este almeriense, nacido en El Ejido pero que actualmente reside en Turrillas, lleva a la espera de una solución que no llega. 1.000 días llenos de "falsas esperanzas, de espera, de desesperación y, durante el último año, de adicción".

Sin operación

Y la desesperación total llegó el pasado miércoles, 8 de octubre, cuando estaba ya en el Hospital de Día del Hospital Universitario de Poniente con todo listo para la operación en la que le iban a amputar la pierna y terminó en su casa en la misma situación que estaba antes de llegar al hospital.  "Iban a operarme, me habían depilado la pierna y me habían pinchado la vía y llegó el anestesista y me dijo que no me iba a operar, que para poder hacer la intervención tenía que estar cinco días antes ingresado con un catéter para evitar después un miembro fantasma", denuncia Inteño.

Con la desesperación propia de un hombre sumido en "el dolor, la depresión y la adicción", Francisco narra a LA VOZ este interminable y fatídico viaje que comenzó cuando tenía 33 años (ahora tiene 36). "Yo me fui a trabajar a Burgos porque me salió una oportunidad laboral en el transporte de animales vivos. Y durante una jornada de trabajo, un cerdo me piso con la mala suerte de romperme el ligamento de Lifranc, lo que me ha dejado la pierna izquierda totalmente inútil, sin equilibrio. Desde entonces vivo una odisea entre la mutua y la Seguridad Social a la espera de que me amputen la pierna y poder comenzar el proceso para tener una prótesis".

Amputar la pierna

Pero el momento de arrancar su nueva vida no llega. Un total de año y medio estuvo yendo a la mutua, a Ibermutua, con la "falsa esperanza" de que iba a recuperar la movilidad y el equilibrio en su pierna izquierda, la que le rompió un cerdo. "Me decían que iba a mejorar, que iba a recuperarla, y yo siempre le decía al médico que iba a terminar perdiéndola, y así va a ser", se lamenta.

Tras 18 meses en la mutua, fue derivado a la Seguridad Social y lejos de acabarse la odisea, comenzó otra similar. "Me pusieron en lista de espera y el momento de operarme no llega. Me paso los días con morfina, me llego a tomar 400 o 500 miligramos, poque el dolor es insoportable. Y cuando el dolor es algo más leve, sigo con la morfina, porque ya me he vuelto adicto y si no la tomo me dan espasmos en los brazos. He tomado de todo, fentanilo, Osicodona y ahora morfina y estoy desesperado, sumido en una depresión y con ansiedad, y mi vida se reduce a estar encerrado en la casa y necesitar ayuda para todo".

Una persona dependiente

Y es que Francisco, que comparte su vida con su pareja, depende de ella para casi todo. "Ya no es solo la pierna izquierda, la que me tienen que amputar, es que ya no puedo ni practicamente moverme con las muletas porque la pierna sana está empezando a fallarme y tengo la rodilla con líquido debido a la sobrecarga. Necesito a mi pareja, que se ha tenido que pedir la baja en su trabajo, para poder hacerme la comida, para ducharme, para vestirme... para todo", cuenta desde su casa en Turrillas.

Así es su vida, una vida de encierro, de icertidumbre y de desesperación hasta que llegue el momento en el que le amputen su pierna izquierda por debajo de la rodilla. Algo para lo que ha vuelto ahora, después de su fatídica experiencia del 8 de octubre en el Hospotal Universitario de Poniente de El Ejido, a las interminables listas de espera de la Sanidad andaluza. Todo por un "fallo", pues denuncia, "tenían que haber pensado antes de llamarme para operarme de que iba a necesitar estar cinco días ingresado, pero nadie me lo dijo". Hasta que lo hizo el anestesista, el mismo día en el que iba a realizarse la intervención, el mismo día en el que su cabeza ya imaginaba cómo iba a ser su nueva vida.

En huelga

Pero no llega la operación, ni esos cinco días previos en los que debe tener conectado un cateter con medicación que le permita no sufrir lo que se conoce como miembro fantasma, es decir, que su cerebro no siga sufriendo dolores por una pierna que ya no existe. "Solo quiero que me operen, que me amputen la pierna y que pueda dejar de vivir con esta adicción a la morfina".

Mientras llega el momento, ya son tres las reclamaciones que ha puesto a la Seguridad Social y su desesperación es tal que avisa: "Si no me lo solucionan pronto, la única solución va a ser ponerme en huelga en el hospital. Porque yo no puedo seguir viviendo así".

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