Un equipo de investigadores españoles ha desarrollado un estudio destacado sobre la infraestructura verde en la provincia de Almería, cuyo objetivo es mejorar la conservación y la conectividad de los espacios naturales en una región que enfrenta importantes retos ambientales.

La investigación, liderada por Álvaro N. González, Richard J. Hewitt y Javier M. Vega para la Universidad de Alcalá, utiliza herramientas tecnológicas avanzadas para mapear y proponer una red ecológica que integre áreas protegidas y otros espacios naturales relevantes, buscando un equilibrio entre la protección ambiental y el desarrollo humano.

Más allá de los parques

La infraestructura verde es un concepto que va más allá de los parques y reservas naturales tradicionales. Se trata de una red de espacios naturales y seminaturales, incluyendo zonas agrícolas gestionadas de manera sostenible, que funcionan como corredores para que las especies puedan desplazarse, acceder a recursos y mantenerse saludables a nivel ecológico.

Mantener esta red conectada es fundamental para evitar que los espacios protegidos queden aislados, lo que pone en riesgo la biodiversidad y el equilibrio del ecosistema. La provincia de Almería cuenta con 35 zonas protegidas dentro de la Red de Espacios Naturales Protegidos de Andalucía, que constituyen los núcleos principales de esta red ecológica. 

Sin embargo, la presión por el crecimiento urbano, el turismo y sobre todo la expansión de la agricultura bajo plástico han fragmentado el paisaje, especialmente en las áreas costeras, dificultando la comunicación ecológica entre estos espacios. Para abordar esta situación, los investigadores han identificado quince corredores ecológicos estratégicos, especialmente a lo largo de las cuencas fluviales como la del río Almanzora, que podrían actuar como 'puentes' naturales entre los espacios protegidos.

El estudio destaca que estos corredores permitirían a la fauna y a la flora moverse con mayor libertad y seguridad, facilitando la dispersión de especies, la reproducción y el intercambio genético, aspectos críticos para la supervivencia de muchas especies. Para trazar estos corredores, se analizaron variables como la pendiente del terreno, la proximidad a zonas forestales, la existencia de hábitats prioritarios, la fragmentación causada por infraestructuras o cultivos intensivos, y otros indicadores ambientales y sociales.

Huella humana

Además de los aspectos ecológicos, el estudio advierte sobre cómo las actividades humanas, en particular el aumento del cultivo intensivo bajo invernaderos desde los años 80 —que ha crecido alrededor del 58% en superficie— y la expansión urbanística, han incrementado la fragmentación del territorio. Esta fragmentación impacta negativamente en los ecosistemas, reduce los servicios ambientales que estos proporcionan y amenaza la biodiversidad local, poniendo en riesgo también el bienestar de las personas que dependen de estos entornos saludables.

La investigación no solo tiene carácter científico, sino que busca ofrecer una herramienta práctica para los responsables de la planificación territorial y ambiental de Almería. Considerando la fragilidad de los ecosistemas áridos de la zona, el desarrollo de una infraestructura verde robusta es esencial para preservar la singularidad natural de la provincia, al tiempo que se permite un desarrollo territorial compatible con la conservación.

Apostar por el futuro

Por último, la propuesta supone un primer paso para implementar una gestión territorial más sostenible que reduzca la vulnerabilidad de Almería al cambio climático y fomente una mejor calidad de vida para sus habitantes, ofreciendo espacios verdes bien conectados, saludables y accesibles.

Los autores del estudio remarcan la importancia de que esta visión integrada inspire políticas públicas y acciones comunitarias para cuidar y disfrutar del patrimonio natural de la provincia.