¿Por qué los pueblos de Almería se llenan de catalanes durante los meses de verano?
Durante décadas, miles de almerienses emprendieron el camino en busca de nuevas oportunidades

Fiesta en honor a los emigrantes catalanes en el municipio de Canjáyar.
Las ciudades no solo se definen por sus calles o monumentos, también por la forma en que se transforman con el ir y venir de sus habitantes. Hay lugares que crecen al calor de las oportunidades laborales, culturales o educativas, mientras otros ven cómo muchos de sus vecinos hacen las maletas para probar suerte en un destino distinto.
En el caso de Almería, hay un destino que brilla con especial fuerza en la memoria colectiva: Cataluña. Durante décadas, miles de almerienses emprendieron el camino hacia esta comunidad autónoma en busca de nuevas oportunidades.
No es difícil encontrar familias en las que un abuelo, un tío o incluso un padre haya vivido allí una parte de su vida, e, incluso, algunos que todavía mantienen su hogar en esa comunidad.
Todo empezó a mediados del siglo XX. La economía de Almería se basaba en la minería y la uva, y con la Primera Guerra Mundial estos dos productos no encontraron salida. La falta de comercio llevó a un empobrecimiento de la población, lo que hizo que los habitantes se marcharan a Cataluña.
Esta migración continuó tras la Guerra Civil Española, cuando de nuevo la situación económica estaba en uno de sus peores momentos. En los años 70, se produjo una migración masiva. 130.000 almerienses llegaron a Cataluña, más de un tercio de la población. Incluso se llegó a fundar la Casa de Almería en Barcelona.
Pero ¿por qué Cataluña como destino? ¿Por qué no otra ciudad costera o por qué no elegir la capital? Aunque otras comunidades como Madrid, la Comunidad Valenciana, el País Vasco o Murcia también ofrecían grandes oportunidades, cada una contaba con sus contras.
Madrid recibió migración, pero no ofrecía tanto empleo industrial como Cataluña. El País Vasco ya era foco de migración de otras comunidades. Por su parte, aunque la Comunidad Valenciana y Murcia eran agrícolas, ninguna ofrecía tanto empleo como Cataluña.
Cataluña estaba creciendo a nivel industrial y, cuantos más almerienses había, más apoyo había entre paisanos. Esto era muy útil no solo para llevar a cabo la migración o mudanza, sino también para adaptarse a las distintas ciudades y encontrar empleo con mayor facilidad.
En la actualidad, en la provincia de Almería quedan rasgos de esa gran migración, como por ejemplo la carretera de los Catalanes en Alboloduy, o las diferentes fiestas en honor de los emigrantes que se llevan a cabo durante los meses de verano en pueblos del interior de la provincia, cuando los que emigraron y sus familiares regresan durante unos días a sus orígenes.
Incluso, se pueden encontrar rastros almerienses en personajes famosos de Cataluña, como el exfutbolista y entrenador Xavi Hernández, cuyo padre es oriundo de Abla; o los políticos Carles Puidgemont, cuyos cuatro tatarabuelos eran de Almería; o Pere Aragonés, cuyos abuelos maternos eran de Palomares.