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Cuarenta y seis municipios de Almería viven bajo la amenaza de la radiactividad natural

El Consejo de Seguridad Nuclear decreta vigilancia de los niveles de radón en casi media provincia

Mapa de concentraciones de radón.

Mapa de concentraciones de radón.Jose Miguel Rodríguez Aviles

Antonio Fernández
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El Consejo de Seguridad Nuclear ha aprobado oficialmente el mapa de los municipios afectados por contaminación de radón, de los cuales hasta cuarenta y seis se encuentran en la provincia de Almería. A partir de ahora será obligatorio realizar mediciones y controlar los niveles de exposición a este gas natural, sobre todo en los 24 en los que el nivel de alerta es más elevado, al ser considerados "de actuación prioritaria".

Son los incluidos en el listado con la calificación de Zona II, aquellos en los que se supera el nivel de referencia en cuanto al potencial de afectación, situado en 300 Bq/m2 (becquerelios por metro cuadrado), concentraciones que pueden dar lugar a afectación, especialmente en el desarrollo de tumores.

Según los informes emitidos por la Organización Mundial de la Salud (OMS), el radón está considerado como la segunda causa de cáncer de pulmón, sólo por detrás del tabaco. De hecho se considera como la primera causa entre las personas no fumadoras que se ven expuestas con frecuencia a la presencia de este gas. Se estima que provoca algo más de 1.500 muertes al año sólo en España.

Zona de riesgo en la provincia

En el listado oficial emitido este mismo año, el CSN ha incluido un total de 23 municipios almerienses en la Zona II, la de más alto riesgo. Son los de Abrucena, Alboloduy, Alcudia de Monteagud, Bacares, Bayárcal, Benitagla, Benizalón, Castro de Filabres, Chercos, Gérgal, Laroya, Las Tres Villas, Lubrín, Nacimiento, Ohanes, Olula de Castro, Paterna del Río, Senés, Serón, Sierro, Tahal, Uleila del Campo y Velefique.

En un segundo escalón, en Zona I, se ubican los municipios de Abla, Alcolea, Alcóntar, Almócita, Armuña de Almanzora, Bayarque, Beires, Fiñana,Instinción, Lúcar, Níjar, Oria, Padules, Rágol, Sorbas, Suflí, Tabernas, Taberno, Tíjola y Turrillas. Todos ellos en zona de riesgo por radón, pero donde los controles radiactivos no serán en principio obligatorios, aunque sí recomendables para un seguimiento efectivo.

Mapa de radón.

Mapa de radón.

Un gas 'natural' 

La presencia del radón se suele identificar en áreas montañosas que, en el caso de Almería, se corresponden básicamente a la Sierra de Los Filabres y a Sierra Nevada. De hecho, la mayor parte de los municipios integrados en este listado oficial del Consejo de Seguridad Nuclear se encuentras tanto en Filabres como en los municipios de los valles del Andarax (medio y alto) y del Río Nacimiento.

Su presencia no es extraña ya que afecta a gran parte del territorio nacional, afectando en distintos niveles de riesgo a más de 4.000 municipios españoles. Sin embargo no todos se encuadran en las zonas de actuación prioritaria que, en el caso de Andalucía, son 89, de los que una tercera parte corresponden a la provincia de Almería.

Medición y control

Para los municipios afectados al ser declarados como áreas de acción prioritaria se ha establecido un plan de medición y control de las concentraciones del gas radón, pero con especial atención a las plantas bajas y bajos rasantes y a las instalaciones laborales instalados en ellas, donde los niveles del gas radiactivo suelen ser más elevado, pudiendo llegar a triplicar el valor máximo de referencia.

Esos controles afectarán sobre todo a oficinas, comercios, gimnasios, spás, laboratorios, aparcamientos e incluso espacios turísticos como minas o cuevas, al incluirse entre los espacios más expuestos. Aunque la concentración de radón tiende a disminuir con la altura, también se ha detectado en pisos superiores debido a los materiales de construcción, el agua o el llamado “efecto chimenea”.

Prevención

Desde la consultora internacional Molins, presente en más de una decena de países y especializada en soluciones innovadoras y sostenibles para la construcción, recuerdan la importancia de la prevención, ya desde el diseño o en la rehabilitación, con el uso de materiales que actúan como freno a la entrada en los inmuebles, una especie de barrera eficaz para este gas.

David Rodríguez, product manager en Construcción Soluciones de Molins, afirma que a día de hoy la mejor manera de evitar el riesgo de que el radón entre en las viviendas o en los lugares de trabajo “donde pasamos muchas horas al día” es la instalación de barreras físicas o la creación de espacios ventilados para una despresurización del terreno.

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