Partido de alto riesgo
Partido de alto riesgo
El Estadio de los Juegos Mediterráneos, acostumbrado a los tonos rojiblancos de la Unión Deportiva, se tiñó de verde el pasado fin de semana. El Elche C.F. celebró su ascenso a Primera División con el mayor desplazamiento de aficionados rivales conocido en Almería en la última década y convirtió una fiesta deportiva en un auténtico reto para la seguridad del campo.
El Elche anunció días antes del encuentro el viaje de 5.000 hinchas ilicitanos, buena parte sin entrada y unos 150 pertenecientes a los Jove Elx, grupo ultra. La Comisión Estatal contra la Violencia declaró el partido de “alto riesgo” y la Policía Nacional activó un completo plan de prevención, desapercibido para el gran público pero responsable, en buena medida, del éxito de la cita deportiva. Este es el relato de sus secretos y claves.
La Ley contra la Violencia en el Deporte permite a la Policía Nacional hacer y deshacer en el estadio con la seguridad como principio fundamental, por encima de criterios deportivos. En Almería la responsabilidad corresponde a la Coordinadora de Seguridad, función desempeñada por una inspectora de la Comisaría Provincial.
El plan se comenzó a gestar días antes con las primeros contactos de la inspectora con el Elche C.F. y con los encargados de la seguridad de la UD Almería, Manuel Martínez (director) y Miguel León (delegado). “Llevamos dos semanas trabajando”, señala la coordinadora.“El fin es que todo el encuentro discurra con normalidad”, añade Martínez.
Reventas
El dispositivo era complejo. Las principales preocupaciones eran el desplazamiento masivo de hinchas y su ubicación en el recinto. En total, llegaron a Almería 30 autobuses, convenientemente estacionados por la Policía Local en espacios previstos con antelación, y se esperaban otros mil vehículos particulares.
La Unión Deportiva pactó con el Elche C.F. la venta de unas 2.200 entradas (la Policía calcula que entraron unos 3.000 ilicitanos finalmente gracias a la reventa) y a instancias de la Policía Nacional cerró las taquillas del estadio el domingo. Sin embargo, dos frentes dejaban todavía dudas.
Por una parte, el Almería no reunió a todos los visitantes en un único espacio, como es protocolario en citas de alto riesgo, y optó por habilitar plazas en tres esquinas, dos de Tribuna y una de Preferencia. La Policía Nacional puso de manifiesto su malestar en las reuniones previas y lo incluyó en sus informes. El reparto obligó a esfuerzos suplementarios y se saldó con éxito.
Y, por otra parte, entre los hinchas del Elche viajaron 150 Jove Elx a los que se vincula a graves incidentes en Granada y Alicante. La Policía identificó los autobuses en los que llegaron y ‘embotelló’ a estos aficionados en una zona de bares aledaña. Fueron los últimos visitantes en acceder, estuvieron todo el partido acompañados por un subgrupo de la UIP (Unidad de Intervención y Prevención) y tuvieron especial control desde la sala de vigilancia UCO. “Hemos hablado con uno y dice que son de extrema derecha”, advierten.
Para apuntalar el plan, la Policía Nacional reforzó sus recursos con agentes de la UIP llegados desde Granada y en total desplegó unos 80 efectivos en el estadio, los accesos y las inmediaciones.
Los seguidores del Elche entraron solos. Una hora antes del partido estaban ya ubicados. No hubo altercados, pero sí problemas para sentar a varias decenas no previstas. El club regalaba una entrada a cada abonado y muchos optaron por hacer negocio revendiéndolas a los rivales, en estado de efervescencia por el éxito culminado la noche del sábado con el ascenso. De hecho, la Unidad de la Policía Nacional adscrita a la Junta detectó a algunos reventas y tramitó sanciones.
Así pues, la inspectora coordinadora alertó a los servicios del club. “Está completo, no caben y hay gente con entrada”, se escuchó en línea interna. Miguel León y Manuel Martínez movieron ficha y ampliaron el sector de tribuna para dar entrada al excedente. La gestión no fue sencilla, puesto que además de una separación física en la grada, la normativa exige caminos distintos para los servicios y ambigús entre hinchadas.
Resuelto el problema, la acción se desplazó a pie de césped. La inspectora, acompañada de Manuel Marín, inspector jefe de sección de la Brigada de Seguridad Ciudadana, examinó el túnel y se presentó a los árbitros. “Nos ponemos a su disposición por si hubiera algún problema”, indica.
“¡Pelea!”
Durante el partido todo el dispositivo se volcó en la sala de control de cámaras, la UCO, donde se juntan responsables de la Policía Nacional, Policía Local, seguridad privada, Cruz Roja y la propia Unión Deportiva Almería. Desde la oficina se dirigen 50 cámaras para peinar palmo a palmo las instalaciones. Los ultras aparecieron con frecuencia en los monitores. “¡Hay una pelea en el sector de los Jove Elx, hay una pelea!”, alerta la inspectora a la UIP. Los incidentes se quedan en conatos, aunque algunos insistían en jugarse el tipo. “Decid a ese chico que se baje de la barandilla o tendrá que abandonar el campo”.
El partido discurrió sin incidentes. La victoria del Almería animó a los locales y el ascenso avivó el deseo de fiesta de los visitantes. Un aficionado requirió asistencia de la Cruz Roja por un posible caso de apendicitis y un matrimonio, rodeado por los aficionados del Elche C.F., se negó con insistencia a cambiar sus asientos por una posición mejor en el graderío buscada por los auxiliares.
Así se quemó poco a poco el encuentro. Con el pitido final el despliegue de la Policía Nacional afrontaba su último momento crítico, la salida. La Coordinadora de Seguridad reseñó un elemento a favor. “Los jugadores del Elche se van a acercar a sus aficionados para celebrar el ascenso, eso dará tiempo para la salida del resto”.
Y mientras el champán corría en el césped, el Almería salía de los vestuarios con el ascenso a tiro y la Policía Nacional se retiraba discretamente con la misión cumplida y sin hacer ruido.