El calendario festivo de la provincia de Almería cuenta con muchas grandes citas, pero pocas igualan en arraigo, participación y espectacularidad a las Fiestas de Moros y Cristianos de Mojácar. Considerada una de las fiestas más multitudinarias y emblemáticas de todo el Levante Almeriense, esta fiesta ya se ha consolidado como un auténtico referente cultural y turístico, atrayendo cada año a miles de visitantes de todo el territorio nacional.

Precisamente, este domingo ha sido el día grande de este rincón almeriense. Mojácar ha puesto el broche de oro a cuatro intensos días de celebración con su gran desfile, el acto más esperado por todos los vecinos. Cerca de mil personas recorrieron las calles de Mojácar Pueblo, desde la Plaza del Arbollón hasta la rotonda de La Fuente de Mojácar, en una exhibición de historia viva, teatralidad y trajes espectaculares. Aunque el ambiente de alrededor del desfile tampoco se quedaba atrás.

Las calles, absolutamente abarrotadas. Desde primera hora de la tarde, la expectación se hacía notar y Mojácar Pueblo era ya una fiesta: público tras las vallas, vecinos y turistas sentados en escaleras y terrazas, asomados a los balcones o apostados en cualquier lugar con buena visibilidad para no perderse detalle. Daba igual el punto, los vecinos y turistas acompañaron el casi 1 kilómetro de recorrido de bajada hasta La Fuente.

Las comparsas moras y cristianas desfilaron con orgullo entre aplausos y vítores, acompañadas por 21 grupos de música – 14 bandas y 7 charangas – que pusieron la banda sonora perfecta a cada momento y marcaron el ritmo con pasodobles, marchas moras y tambores. Así, las kábilas llenaron el recorrido de música, colores y tradición en una celebración que cumple 37 años en Mojácar de forma ininterrumpida y que rememora la Reconquista de los pueblos del Levante Almeriense por el Rey Fernando el Católico. Una vez más, el gran desfile volvió a no defraudar a ninguno de los miles que estuvieron presentes.

Novedades y otras actividades

Este 2025, como novedad, las fiestas se extendieron un día más. En lugar de comenzar el viernes, los Moros y Cristianos dieron el pistoletazo de salida a los días grandes el jueves, con un desfile escolar y un pregón en el que, además de los jóvenes mojaqueros, también participaron alumnos del colegio de Turre. Una jornada que finalizó con un pasacalles y música en directo en las siete plazas festivas instaladas por las comparsas.

El viernes, día tradicional de la apertura oficial de las fiestas, comenzó con la concentración de fusileros y una vibrante trabucada que recorrió las calles con el estruendo característico de la pólvora. Las tropas moras y cristianas, acompañadas por la Banda Municipal de Música, desfilaron portando sus estandarte en dirección a la Plaza Nueva, donde, más tarde, tuvo lugar uno de los actos más simbólicos: la entrega de las llaves de la ciudad. En esta representación histórica, el alcaide moro Alabez cedió la ciudad al emisario cristiano Garcilaso. La jornada finalizó con la subida de tropas al pueblo y el tradicional pregón.

El sábado, la acción se trasladó a la Playa Lance Nuevo. El paseo de caballos y la exhibición de doma maravillaron al público por la elegancia y destreza de los jinetes ataviados con trajes moros y cristianos. Asimismo, también se celebró el torneo medieval de cintas, en el que los caballistas compitieron por pañuelos colgados por las damas.

Con el gran desfile del domingo como colofón, Mojácar volvió a superar todas las expectativas. El Gran Desfile de Moros y Cristianos no solo cerró con fuerza y por todo lo alto estas fiestas, sino que volvió a recordar porqué esta celebración es tan esperada en el municipio: por su capacidad de implicar a todo un pueblo, incluso más allá, involucrando a personas de todo el país, y enamorar a miles de visitantes cada año.