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La odisea de Luis, el alcalde más joven de la provincia de Almería

Luis Manuel Martínez alcanzó el poder local en las elecciones de 2023 tras 30 años de gobierno del socialista José Núñez

Imagen del municipio almeriense de Alhabia

Imagen del municipio almeriense de AlhabiaLa Voz

Juan Antonio Cortés
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Llegamos a la calle La Fuente y allí está la chica del Punto Vuela. Y, con ella, un corrillo de criaturas de edades varias según la hora. Un “Buenos días, María“ no es una cuestión de urbanidad. Es un saludo ad hoc, personalizado, con nombre y apellidos, sin apariencias, que recuerda al vecino de turno que no está solo.

Vecino es Raúl. Es la sonrisa de Alhabia. La ternura de Alhabia. Porque Raúl, como Alhabia, es del río Andarax y del río Nacimiento. Es el joven que alimenta de vida el nuevo Centro Vuela -descendiente del Guadalinfo- por donde pasan a diario decenas de vecinos que cabalgan también entre dos mundos: el nuevo, el del universo digital, y el viejo, del que tan difícil es bajarse.

Los Vuela, como Raúl, son ya una revolución. Es el ágora social de los pequeños municipios. Rara es la mañana en la que no hay abuel@s sentad@s frente a los ordenadores. Allí aprenden a imprimir en 3D: desde la bandera de Andalucía hasta el nombre del nieto para el último cumpleaños. Raúl también tiene su nombre.

Danzamos ahora por los alrededores del Café Bar La Plaza, la última insignia gastronómica de un pueblo que este mes celebra las Fiestas del Voto (27 de junio al 2 de julio).

Cambio de regidor

Llega el verano y la preocupación por la escasez de agua es también un modo de sentir. De ahí la campaña ‘Verano sin derroche’. De cómo frenar el derroche asegura saber el joven nuevo alcalde, Luis Manuel Martínez, que alcanzó el poder local en las elecciones de 2023 tras 30 años de gobierno del socialista José Núñez. Alhabia ha sido el municipio más endeudado de Andalucía. Cogió el guante el regidor asumiendo una deuda que rozó los 7 millones y medio de euros: 750.000 con la Seguridad Social y otros 700.000 por sentencias judiciales condenatorias.

Hasta hace pocos meses, el alcalde Martínez, que alivia las penas con la Banda de Música de Nuestra Señora de la Visitación, cogía su coche para llevar a los trabajadores del PFEA, sobre todo, mujeres- a las calles de Terque para que echaran el jornal. El pueblo vecino los acogió con vocación de solidaridad porque no podían trabajar en el suyo.

Comprar materiales era, a veces, tarea milagrosa. Encargar una obra de urgencia y que alguien la hiciera, casi también. Desde 2015, el Ayuntamiento no informaba de la contabilidad a la Cámara de Cuentas. No pagaban a la Seguridad Social ni las facturas de la luz desde 2013. Las cargas sociales de los trabajadores públicos no se abonaban.

Los impagos acumulados durante años impiden a Alhabia pedir subvenciones. Nos dice el alcalde que ha paseado decenas de despachos para buscar fórmulas, pero hasta que no salden la deuda con la Seguridad Social no volverán a ver obras de entidad. La diputada y concejala vecina Mati Díaz, la mujer del PFEA en la Diputación, ha sido una cómplice fiel en su peregrinar a Madrid (Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones) y a Sevilla (Junta de Andalucía). Dice que le ha visto llorar en el camino.

Pero un tenue rayo de luz empieza a abrirse por los cerros de Alhabia. Es el dinero de la PATRICA, programa de financiación local de la Junta -ahora ya sí llega-, y son los fondos directos y finalistas que la Diputación transfiere asumiendo un papel proactivo ante la parálisis de gestión que sufría el municipio. Aunque necesitan una condonación de la deuda contraída con la Seguridad Social. El alcalde insiste: Alhabia no puede asumirla. Supone una intervención diferida.

Con el reloj del sol, de unos 300 años, dejamos atrás Alhabia, aquella vieja alquería de torres y estanque, de formas arquitectónicas árabes fusionadas con la identidad cristiana de la Iglesia de San Juan Evangelista y su rica tradición alfarera.

Hay en un banco un par de jubilados cascando, aunque hablan más los pájaros que ellos. La vuelta a Almería es plácida. Entre ramblas y caminos polvorientos, hay vides que fueron el sueño de la uva de embarque. Alhabia busca otro sueño.

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