No todo el mundo puede firmar en ellos, solo algunos tienen ese privilegio. Los libros de honor están expuestos o guardados en un cajón o vitrina en muchos ayuntamientos a la espera de que alguna personalidad destacada manche alguna de sus páginas.
En el caso de la Diputación, este especial ejemplar se encuentra actualmente en el despacho del presidente, Gabriel Amat, donde los ‘invitados’ estampan su rúbrica. Un lugar en el que siempre suele estar este ejemplar.
Hace un año que se cumplimentaron todas las páginas del antiguo y se abrió otro, que corresponde con el que en la actualidad está en el despacho del presidente. El otro se encuentra en el Archivo Provincial.
“Los libros de honor son uno de esos objetos que con el paso del tiempo cambian de función. Hoy tienen un valor simbólico de dejar constancia de las visitas a un municipio o institución. Son de esas cosas que no valen nada, pero que son maravillosas y forman parte de la cultura”, explica Elías Palmero, jefe de la Sección de Actividades Institucionales y Protocolo de la Diputación. “Antiguamente los libros de honor tenían un carácter oficial, eran expedidos y abiertos con diligencia del secretario. En ellos quedaban reflejados las personas y los motivos por los que se visitaba una zona. Hoy han dejado de tener un carácter legal para convertirse en un objeto simbólico”, señala.
“Qué es lo que piensan”
“Es ameno y gusta ojear esta publicación, ves qué es lo que piensan o dicen las personas que han pasado por aquí. Normalmente, las personas que firma hoy en día en él ya tienen preparado lo que van a escribir. A través de ellos podemos saber cómo ven Almería representantes políticos y de la cultura. Siempre dicen algo, aunque se trate de una publicación de honor”.
Personalidades políticas, de la cultura, del deporte y el toreo han plasmado sus firmas en los libros de honor de la Institución provincial. Mención especial merecen firmantes relacionados con el cine, su relación con Almería y la celebración en la capital del Festival de Almería en Corto, como Raquel Welch o Franco Nero. Presidentes del Congreso y del Senado, ministros o secretarios del Estado también han estampado sus rúbricas.
Elías Palmero explica que es una decisión del presidente de la Diputación determinar las personas que firman en estos libros. “Antiguamente, como venían una vez en la vida sus firmas quedaban ahí, pero ahora hay veces que repiten, aunque lo correcto es que sea la primera vez que vienen”.
Hasta los pequeños
“Casi todos los ayuntamientos, hasta los más pequeños, suelen tener su libro honor”, apunta Palmero. Uno de estos municipios es Níjar, que cuenta con este ejemplar simbólico desde principios de los años 80, según su alcalde, Antonio Jesús Rodríguez. Una publicación que está vigilada y custodiada como las cuestiones institucionales. De las primeras, si no es la primera, son las firmas de los Reyes de España cuando visitaron el Parque Natural de Cabo de Gata-Níjar con motivo de su declaración.
Huércal-Overa también tiene el suyo, aunque en este caso el actual libro de honor se abrió hace poco más de un año, cuando el PP se hizo con la Alcaldía. “Se cree que durante los años 70, con la llegada de la democracia y con el primer alcalde había uno, pero no hay constancia de esto”, según afirman fuentes municipales.
Este libro se encuentra en la Alcaldía y en él ya han firmado ocho personas. El primero en firmar est