Los escudos han sido a lo largo de la historia una representación simbólica de la identidad y la historia de municipios, familias o instituciones. Estos emblemas combinan elementos visuales que reflejan los aspectos más destacados de un territorio, como su historia, cultura, tradiciones o recursos naturales.

Generalmente, los escudos incluyen figuras geométricas, colores distintivos y elementos decorativos como torres, animales, vegetación o armas, cada uno con un significado específico, ya que suelen estar vinculados a hechos históricos, monumentos importantes o características propias de la región que representan. Es un código visual que sintetiza siglos de historia y memoria colectiva.

Uno de esos elementos es el que aparece en el escudo de Huércal de Almería… aunque realmente no pertenezca a este municipio, sino a su vecina Almería capital. Se trata de la torre de Cárdenas, estructura defensiva construida en el siglo XVI y cuyo propósito original era servir como punto de vigilancia y defensa ante posibles amenazas invasoras.

Esta torre marca prácticamente el límite entre ambas localidades, de hecho, son muy pocos los metros que separan la torre de Cárdenas, en suelo almeriense, del límite con su vecino huercalense, y es una de las más significativas y mejor conservadas de las que protegían el entorno de la capital almeriense hasta el siglo XVIII e incluso se dice de ella que estaba conectada con la Alcazaba de Almería a través de pasadizos.

Aunque pertenece al término municipal de Almería, dando de hecho nombre al histórico barrio limítrofe en el que también se encuentra el hospital y el centro comercial, su proximidad con la localidad de Huércal de Almería ha generado una conexión simbólica con este último.

Así, la torre aparece representada como elemento central y destacado en el escudo oficial de Huércal de Almería, acompañada de una media luna que refleja el pasado árabe y de un racimo de uvas, debido a la importancia histórica de este cultivo en la comarca del Andarax.