El Parlamento Europeo se ha puesto manos a la obra para elaborar una nueva normativa sobre la inmigración que regule la presencia de trabajadores procedentes de terceros países, los llamados ‘temporeros’, y lo hace con una doble perspectiva: por una parte para garantizar que sus derechos laborales y sociales sean respetados en todo el territorio comunitario, y por otra para establecer topes en el tiempo de estancia de esos trabajadores en los países europeos.
Pero en el caso de Almería hay algo más, y es que la inmigración se ha convertido en los últimos años en un arma arrojadiza contra los intereses comerciales de su principal sector productivo, el hortofrutícola. Lo explica el eurodiputado socialista Alejandro Cercas, que sostiene que periódicamente los medios de comunicación y diversos colectivos activan campañas que extienden una imagen muy negativa del trato a los inmigrantes.
Tanto Cercas como la eurodiputada del PP Verónica Lope Fontagné, explican que en una parte importante de países de la Unión Europea se reproducen cada año, de forma sistemática, esas campañas de desprestigio hacia el ‘modelo Almería’ de explotación agrícola.
El socialista explicaba a La Voz de Almería que años atrás la sanidad vegetal, los residuos de plaguicidas o la calidad eran caballos de batalla habituales en esas batallas, “pero ahora, una vez que la calidad y la salubridad de las hortalizas han quedado sobradamente demostradas, se pone el acento en la situación de los inmigrantes, especialmente los magrebíes y norteafricanos, y esos mensajes dañan los intereses económicos de esta provincia”.
Cierto que ese problema sigue existiendo, especialmente por la situación de los inmigrantes que ingresan en la provincia de forma ilegal, pero a juicio de los eurodiputados es una situación minoritaria y que responde más a un problema de control de la inmigración que a una que pudiera achacarse al sector hortofritícola o a  los empresarios. “Lo que ocurre es que la gente que viene de medios europeos a hacer ese tipo de reportajes no contactan con los miles de inmigrantes que están en situación legal y viven integrados, sino con los que se mantienen en situaciones de precariedad y marginalidad”, añade Verónica Lope.
Buscando soluciones
Y esa es precisamente la base en la que reside la decisión del Parlamento Europeo y la Comisión de elaborar una nueva normativa para regular la situación de los inmigrantes. Se trataría de facilitar la llegada de inmigrantes bajo control, en una situación totalmente regularizada, e impedir de forma paralela la llegada de los ilegales, que por lo general son los que generan las bolsas de marginalidad y problemas de toda índole que van desde la atención sanitaria a conflictos laborales, de seguridad y, al mismo tiempo, un problema de deterioro de la imagen de territorios como Almería o de sus productos agrarios.
Las conclusiones de los debates previos, y de los contactos mantenidos con empresarios del sector hortofrutícola, señalan a la aprobación de normas que permitan una inmigración ‘circular’, esto es que regresen los que ya trabajan, pero que se marchen a sus países cuando no lo hagan.