Miguel Lorente y FAPACE proponen desmontar el machismo desde la educación y la familia
La federeación realizó una jornada de formación en abril junto al reconocido almeriense, la psicóloga Laura Marcilla y la filóloga Susana Guerrero

Foto de familia de los organizadores y ponentes.
El pasado mes, más de 50 familias se reunieron en una mañana de formación organizada por FAPACE —la Federación de Asociaciones de Familias del Alumnado de Centros de Educación Pública de Almería— con un objetivo claro: educar hoy para afrontar los retos de mañana. El encuentro, celebrado bajo ese lema, atrajo a personas de todas las edades y procedencias del tejido educativo de la provincia, todas con un nexo común: el deseo de aprender para transformar.
Un magnífico elenco
“Son temas que la sociedad sabe que hay que trabajar, pero que aún generan muchos recelos”, señalan desde FAPACE. Las intervenciones se centraron en cuestiones tan urgentes como invisibilizadas: la educación sexual, las masculinidades contemporáneas y los cánones de belleza.
La psicóloga Laura Marcilla planteó una pregunta incómoda pero necesaria: ¿es posible otra educación sexual? “El problema no es solo que la mayoría de menores vea pornografía antes de los 12 años —una realidad recogida en numerosos informes como los de Save the Children— sino que su deseo sexual se construya sobre cimientos irreales, violentos y desiguales propios de la ficción”, explicaba la ponente.
Por su parte, el profesor de Medicina Miguel Lorente profundizó en las nuevas masculinidades y el impacto del machismo en la salud emocional y mental de hombres y niños. Mientras que Susana Guerrero, doctora en Filología, analizó el sufrimiento derivado de los cánones de belleza actuales, cada vez más inalcanzables, que están generando nuevas formas de trastornos conocidos.
“No son opiniones; hablamos de datos irrefutables y advertencias de especialistas”, remarcan desde la federación. Ante este panorama, la pregunta inevitable es: ¿qué está fallando?
FAPACE insiste en que la coeducación debe ser transversal en todos los centros educativos y es un mandato legal. Sin embargo, “sigue generando rechazo, incluso miedo”. Una contradicción difícil de entender si atendemos a su definición: educar en igualdad, sin barreras por razón de género.
“¿Y el feminismo? ¿Por qué sigue causando inquietud si según la RAE es simplemente la igualdad de derechos entre mujeres y hombres?”, cuestionan desde la organización.
Desde hace años, FAPACE defiende la coeducación como piedra angular de una escuela pública justa y transformadora. Y no están solos: las AMPAs, dicen, “también coeducamos”, por lo que consideran esencial apoyar las iniciativas que promuevan la igualdad desde los centros educativos.
No obstante, advierten que el profesorado a menudo se encuentra solo frente a este reto, a pesar de las obligaciones legales que lo amparan. “Sabemos que muchas coordinadoras preparan con mimo cada actividad, que ponen facilidades y que, aun así, sienten la tentación de tirar la toalla por falta de apoyo”.
Desde la federación lanzan un mensaje claro: “A ti que te cuesta asistir a una charla sobre corresponsabilidad, pero no dudas en celebrar el día de la bici o el día del flamenco, ¡háztelo mirar!. Las familias queremos igualdad”. Con esa reivindicación, concluía una jornada que no solo formó, sino que también agitó conciencias. Porque educar no es solo instruir: es también cuestionar, revisar y construir —juntos— una sociedad más justa.