jabalíes y humanos
Visito todos los años Almería, en concreto su barriada de Cabo de Gata. Hace un año ya eran bien visibles manadas de jabalíes, que a primera hora de la noche se acercaban a la urbanización. Ahora, los grupos han aumentado y han perdido el pudor, resultan familiares. Dicen que incluso a ciertos residentes veraniegos les producen simpatía y dejan al pie de los contenedores (no dentro) sus restos de comida para que por estos suidos salvajes se aprovechen. Práctica, desde luego, censurable. La barriada está enclavada en el parque natural, que gestiona la Junta de Andalucía. Pero la urbanización se integra en el municipio de la capital, de quien depende. La una (su Consejería de Medio Ambiente) no toma ninguna decisión, por la protección de la fauna dentro del perímetro del parque, y el otro (el Ayuntamiento de Almería) tampoco parece buscar la solución. La cual es necesaria (el control de los jabalíes, sin descartar su eliminación) porque unos animales sin límite a día de hoy levantan (hozan) los jardines, destrozan su red de riego, y amenazan con alguna desgracia. Además, son un riesgo añadido ante el avance de la peste porcina PPA.