La moralidad detrás del telón
Hace un mes cumplió años un director muy aclamado, Quentin Tarantino, y desde entonces no puedo evitar preguntarme ¿Podemos olvidarnos completamente de la moralidad detrás del telón? Particularmente tengo reticencias a ver películas aclamadas como “Wonder Wheel” (2017) después de la denuncia interpuesta a Woody Allen por parte de su hija; y cierto cargo de conciencia por haber disfrutado de obras como “El Discurso del Rey” (2010) o “El lado bueno de las cosas” (2012) tras descubrir que Harvey Weinstein había sido uno de los productores. Por un lado, no podemos olvidar que estas obras son el resultado del trabajo de numerosas personas y no sería justo juzgarlos a todos por los actos de algunos. Por otro lado, los espectadores no tenemos muchas más formas de demostrar nuestro descontento ante tales escándalos y colaborar ante la lucha contra el abuso de poder en la industria que dejando de ver sus películas. Es innegable que estamos ante una de las crisis de identidad del séptimo arte más grandes de la historia, pero no deja de ser preocupante que, a este ritmo, aquellos que también se encuentren ante este dilema eventualmente se encontrarán ante una oferta escasa de películas libres de escándalos de este tipo.