Rajoy ha sacado su índice a pasear y ha señalado a Esperanza Aguirre como candidata a la Alcaldía de Madrid en un alarde de regeneración y renovación política sin precedentes. El presidente del Gobierno ha dejado claro además, con este gesto, que le importa muy poco lo que ha sucedido en ese entorno de corrupción de la Gürtel o la Púnica y que ha salpicado a la lideresa madrileña como responsable última del ‘departamento de  recursos humanos’, es decir, por ser quien tomaba la decisión de nombrar a este o aquel para un cargo público en esa comunidad.

La que lo ha sido todo en el Partido Popular – y la que lo sigue siendo puesto que es la actual presidenta de esta formación política en la región madrileña – optará, de esta manera, a llevar la vara de mando en la capital del reino si no termina tirando por el camino de en medio. Que todo podría ocurrir, a tenor de las pullas que silban sobre las cabezas de unos y otros.

En este momento de la partida electoral, Rajoy Brey no parece que haya hecho lo mejor para su partido aunque seguramente sí la que más le conviene a él. Lo que piensen los madrileños y madrileñas es otro cantar, probablemente del estilo de los que aparecían en el Mio Cid: "Que buen vasallo sería si tuviese buen señor".

A pesar de que las circunstancias son distintas, los resultados del Partido Popular tanto en Madrid como en Andalucía se presumen muy similares. Ahí es donde una anterior decisión de Rajoy, la de situar a Juan Manuel Moreno como candidato del PP a las elecciones del próximo 22 de marzo en Andalucía, converge hasta alcanzar altas dosis de peligrosidad.

La tutela que el propio jefe del Ejecutivo está realizando de su candidato andaluz en esta campaña electoral puede terminar pasándole una gran factura. Todos los sondeos señalan que Moreno Bonilla se pegará un gran batacazo y con él todas las fotos que está guardando con el presidente del Gobierno.