El SAS enferma (1/2)
“Minando éste pilar esencial que son los trabajadores, se mengua la calidad asistencial”
Nuestro Sistema Nacional de Salud es un pilar básico del llamado “estado del bienestar”. Situándose en la vanguardia sanitaria, es un referente mundial. Siendo muchos los factores que han ayudado a este ejemplar desarrollo, hay que destacar el papel de “todos” los trabajadores de la salud, sin excepciones. Con distintas responsabilidades, todos hemos trabajado por la excelencia del sistema. Todos compartimos empresa y objetivos. A destacar: la “salud de la población” (usuarios externos) y el “bienestar de los trabajadores sanitarios” (usuarios internos). Son los dos centros sobre los que gira todo el sistema sanitario.
Carentes de los principios y liderazgo ético que debe presidir una “dirección por valores”, muchos de los gestores del Servicio Andaluz de Salud (SAS) han olvidado ésto. Sus objetivos economicistas pasan a un primer plano y relegan los intereses de los trabajadores y de la población, hasta entrar en contradicción con los propios objetivos fundamentales del SAS. Llevan decenas de años ocupando puestos de gestión. Y lo “hacen tan bien” que siempre permanecen y ascienden. Es una auténtica “casta de jerarcas” que en las circunstancias actuales, con su inadecuada gestión, están provocando un disparatado fenómeno sobre el que deseo llamar la atención: El SAS, empresa destinada a promover la salud y a prevenir la enfermedad entre la población, está enfermando a sus propios trabajadores. Algo con funestas consecuencias para el sistema público de salud, pues minando este pilar esencial que son los trabajadores, se mengua la calidad asistencial, se pone en riesgo a la población, y por tanto se ataca la propia esencia del sistema, quebrantándolo seriamente.
Con la crisis se inicia un sistemático ataque a los derechos de los trabajadores. “La casta jerarca” despreocupada por el bienestar de los trabajadores desarrolla irresponsablemente una gestión cicatera, de forma autoritaria, incluso ninguneando a los representantes de los trabajadores, contraviniendo ilegalmente la normativa vigente sobre todo en “salud laboral”. Curiosamente, ellos que son los máximos responsables de velar por promover y proteger la salud de los trabajadores, con sus decisiones se convierten en el factor de riesgo más grave para la salud de los mismos; generando perniciosas condiciones laborales propicias para que sus “compañeros” trabajadores enfermen; y con ellos el sistema de salud. Una situación impropia y paradójica de una empresa cuyo objetivo esencial es generar salud y que por el contrario enferma a sus trabajadores.
(Continúa en la
edición de mañana)