Días del futuro pasado
“Moreno Bonilla ha desautorizado el trabajo de sus compañeros en el Parlamento”
Cuando todo el mundo pensaba que el presidente del PP andaluz había tocado techo en el campo de las sublimes torpezas, ha vuelto a enredarse con un nuevo desvarío: el Parlamento andaluz ‘luce lo que luce’, dice, y ‘fuera de Sevilla no tiene mayor relevancia’, sentencia; que es lo mismo que decir que lo que se discute en las Cortes Generales no tiene ninguna repercusión en cuanto sales de Madrid. El disparate viene, además, de alguien que cobra exclusivamente de esto – de la política- y que aspira a gobernar Andalucía, por lo que tras semejante reflexión supongo que estará pensando en dedicarse a otra cosa.
Moreno Bonilla ha desautorizado de una atacada el trabajo de sus compañeros en el Parlamento y de paso le ha dado munición de primera al Gobierno andaluz para recordarle cada vez que se tercie su ‘interés’ por la Cámara andaluza.
El despropósito del que también afirmó “yo me muero por ser presidente de la Junta” – ahora sabemos que quiere serlo solo para lucir en Sevilla - no ha dejado indiferente a nadie y deja al descubierto una de sus principales debilidades: la ansiedad del que se ha visto empujado a representar un papel de protagonista para el que no estaba preparado.
Dirigente El dirigente de la derecha andaluza parece, en todo caso, dispuesto a decir y a hacer todo lo que haga falta para dejar de ser cuanto antes un absoluto desconocido entre los andaluces, incluidos una parte muy importante de los militantes de su partido que todavía andan desconcertados con el dedazo que les propinó Rajoy.
La realidad a día de hoy es que su liderazgo es tan discutido como el primer día. Entonces, cuando el presidente del Gobierno lo aupó a la dirección andaluza del PP, dijo de él: “es una apuesta de futuro”. Unos meses más tarde no sabemos si en realidad se refería - como en la película - al “futuro pasado”, precisión que parecería más adecuada al guión político que ha interpretado hasta ahora.