La Voz de Almeria

Opinión

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El Gatopardo, la hermosa película de Visconti basada en la novela de Lampedusa, nos muestra como el todopoderoso Don Fabricio (Burt Lancaster), Príncipe de Salina, se adapta a las nuevas circunstancias tras la revolución en Italia.


La aristocracia pacta con el poder emergente burgués para acoplarse a los nuevos tiempos. Su heredero Tancredi (Alain Delon) se une en matrimonio con la plebeya Angélica ( Claudia Cardinale) hija del pueblerino y rico alcalde D. Calogero. "Si queremos que todo siga como está, necesitamos que todo cambie". Esta frase simboliza la intención de la aristocracia de aceptar la revolución para poder conservar su influencia.



Gatopardismo El "gatopardismo" o lo "lampedusiano" es en ciencias políticas el "cambiar todo para que nada cambie”. Les sonará porque esta película ha debido formar parte de las preferidas en la filmoteca real de los últimos borbones. . Todo ha cambiado para que todo siga igual.


El Partido Popular ha perdido dos millones y medio de votos y teme perder el poder que gozan sobre municipios y autonomías. En vez de corregir sus políticas y acabar con las corrupciones que les invaden, su cambio consiste en elegir alcaldes según la lista más votada por mayoría simple, lo que implica modificar el poder del plenario municipal en favor del personal de un alcalde. Mas tarde lo ampliarán al resto de poderes del Estado para lo cual reducirán el número de diputados y así conseguirán, de forma mayoritaria, gobiernos que dejen  a millones de votantes sin representación.



El pastel Por otro lado, el PSOE procura su cambio aumentando la democracia interna para publicitarse, pero a la vez su aparato controla que el candidato ganador sea, como dice Felipe González: “quien interesa al país”. Todos sabemos que tal interés patrio es el reparto del pastel con la derecha como en el parlamento europeo.


La otra izquierda, que siempre ha levantado la bandera de las alternativas, parece olvidarse de lo esencial y abraza el “espectáculo político”.  Aunque sus militantes siempre han votado a sus candidatos y hasta los pactos de gobierno, ahora se llama a “los simpatizantes” mientras su portavoz sube a la tribuna del parlamento con una camiseta de futbol de la selección republicana.


Con tan vistoso atuendo, a nadie le importará lo que dice,  aunque se espera que a los simpatizantes les guste.


¡El impacto está en la imagen! … Y el ridículo en quien lo soporta.


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