Horas y horas contando sus batallas, sus logros y los errores del rival. Horas y horas llenando los aires del salón de plenos de victorias y fracasos. Unos no reconocen las victorias y los otros las derrotas. Al final se acaba el tiempo de la palabra, los compañeros te felicitan por lo bien que has estado y a tomar una cerveza que para eso es fin de semana. Cada uno por su lado, como no podía ser de otra manera, y con la gloria de haber ganado la batalla. Aquí nadie pierde. Bueno, si, perdemos los ciudadanos. Hemos perdido el tiempo y el dinero que nos ha costado el debate. Hay que pagar a los ediles la asistencia al pleno, hayan hablado o no, hay que pagar el trabajo de los funcionarios municipales que han estado presentes, hay que pagar la luz gastada. Siempre hay algo que pagar.

Si de estos debates los señores concejales y sus partidos sacaran conclusiones y las pusieran en marcha lo mismo servían para algo. Pero no creo, y es lo lamentable, que ello ocurra. Mañana Luis Ro y su equipo seguirán con el trabajo diario y la oposición criticando, como es su obligación. Si estos debates acercaran las posturas de unos y de otros en beneficio de los ciudadanos, miel sobre hojuelas. Desgraciadamente no es así. Luis Ro cantó las excelencias de diez años de gobierno popular; la oposición criticó que los barrios no se han beneficiado de esas excelencias cantadas por el señor alcalde, que se pasa la mitad de su vida en los madriles.

No se puede negar que durante sus primeros años de gobierno Almería tuvo más luces que sombras. Sin olvidar que ello fue gracias a unos dineros que le llegaron por la venta de solares del Toyo y las inversiones del 2005. Otro gallo le hubiera cantado cada mañana al alcalde si no se hubiera encontrado con las arcas llenas cuando llegó al poder. Pero si aquellos fueron años buenos, no podemos decir lo mismo de los dos últimos. ¿Se pierde la ilusión?. Lo que Luis Ro no hizo en sus primeros años no lo va a hacer ahora, por mucho que nos lo canten sus mejores voces. Y lo peor de todo, que amenaza con volver a presentarse. Si llevamos dos años prácticamente en blanco, y los próximos no llevan mejor camino que el de un parque en las vías del tren, ya me dirán lo que pueden ser cuatro más. En fin, ustedes sigan con el debate.

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