La portavoz de Upyd, Laura Rodríguez Carretero, sin representación municipal en el ayuntamiento capitalino está por la labor de no dejar títere con cabeza en la corporación.

Se aprovecha de los plenos en los que puede platicar el ciudadano y reparte mandobles a diestra y a siniestra. A Luis Rogelio le ha dado más de un dolor de cabeza y ahora ha añadido a los señores de la oposición, Joaquín Psoe y Rafael Izquierda Unida, recordándoles lo poco que defienden a los ciudadanos en algunos temas municipales.

Como se han puesto en el Psoe, como le han contestado desde Iu. A Luis Rogelio y sus muchachos ya los tienen asumidos, lo preocupante, se habrán dicho los caballeros, es que vengan otros a repartirse nuestros escaños, a quitarnos partes de prebendas. Y eso no se puede si se debe permitir. Hay que pararles los pies. Y en esas está la muy noble y leal oposición en el ayuntamiento que preside Luis Rogelio.

Mientras Laura ponía su acento en el gobierno del Pp les preocupaba, pero las lanzas iban contra el enemigo común. Cuando éstas cambian el rumbo y buscan el cuerpo a cuerpo con la oposición, con un trabajo municipal que no le gusta a la representante de Upyd, Psoe e Iu hacen piña en contra de la magenta almeriense. Están en peligro sus privilegios y eso une más que una condena a cadena perpetua. Como son estos políticos nuestros. Mientras el peligro se cierne sobre el bolsillo de los ciudadanos cuesta trabajo que levante la voz, cuando se trata de sus intereses los caballeros se suben por las paredes, incluso las señoras si les hacen tomar la palabra.

No les está mal empleado a la oposición el que alguna voz de dentro de la política le diga algunas cosas sobre su trabajo.

Lo hacemos los opinólogos, pero sabemos que nosotros no hacemos daño, no vamos a quitarles ningún sillón, que es lo que más les preocupa. Pero Upyd y Ecuo sí.

Entre las nuevas siglas políticas aparecidas en el panorama ciudadano algunas se van acercando cada día un poco más al sillón de concejal, y eso a los “culos” que los ocupan no les sienta nada bien.

Se hace necesario que estas nuevas señas nos hagan olvidar a los que hasta ahora han formado parte de nuestra vida política diaria.