Un personaje para una crisis
Un personaje para una crisis
No se puede entender hoy la política en Cataluña sin una aproximación a la generación que está en el poder y a la figura de su líder Artur Mas, pues, de hecho, el denominado núcleo duro de CiU fue determinante en su elección. Según relata su biógrafa Pilar Rahola el mismo Mas le contaría como se produjo la sucesión: “No podíamos permitir que Durán fuese el candidato. Y lo que llaman el núcleo es la gente que dio la cara por mí, ante Puyol, cosa que no era nada fácil en aquel momento; se significaron arriesgando mucho”. Con Artur Mas dirigiendo el partido, y una nueva clase dirigente, acabará lo que se consideraba una política ambigua, aunque fuera una manera de enfrentarse al quehacer político teniendo siempre muy presente todas las realidades. Una ambigüedad sustentada por una burguesía moderada que distinguía entre retórica e intereses y que hacía compatible, sueños y realidad, Cataluña y España. Se entiende así la opinión de Puyol sobre el nuevo presidente, pues según Rahola éste le confeso: “Pilar, Artur me preocupa es un hombre con demasiada vida interior,... y además ¡Cumple las promesas!”
Frente a la política puyoliana aparece un irredentismo sentimental pro-independentista en forma de libros, blogs, panfletos, plataformas y manifiestos, que tiene mucho que ver con la cosmovisión y el universo simbólico del núcleo duro que rodea a Mas, del que la biógrafa comenta: “El núcleo es soberanista. Mas aún. El núcleo es independentista, lo cual no significa que esta sea su estrategia política a corto plazo. De ahí procede su imagen de núcleo radical, en expresión de sus adversarios políticos”. El resultado es que se va conformando una política maniqueísta del conmigo o contra mí, de buenos o malos, que tensiona y extremas las posturas. Esta generación política, soberanista y radical, volátil y oportunista, ganaría dos elecciones pero fueron incapaces de tejer alianzas de gobierno. Ahora, ante las primeras dificultades, lanzan un órdago en una aventura política cargada de improvisación y riesgos. Con su propuesta han logrado crear miedo, siendo una incógnita si todos están dispuestos a llegar hasta el final. Sin embargo, esta idealización maximalista hace creer que la independencia lo resolverá todo. Mas y las élites convergentes, eufóricas tras la manifestación de la Díada, han creído que era el momento propicio, pues están convencidas de que a las clases medias les puede resultar más atractiva la independencia que la situación actual.
En la construcción de esta ficción soberanista tiene mucho que ver con una idea de Cataluña que se ha ido creando principalmente desde la Televisión de Cataluña, que responde más al modelo de una televisión nacionalista que una televisión nacional, que, o no le ha interesado o ha sido incapaz de reflejar esa mayoría plural, compleja y poliédrica de la Cataluña de hoy.
La imagen de lo catalán creada por esta retórica tiene poco que ver con la sociedad que dicen representar y no solo confunden el deseo con la realidad sino que silencian el sentir de otros que no participan de este ambiente rupturista. De manera especial, clases populares procedentes de la inmigración que tienen un sentimiento dual de pertenencia, tan catalán como español. De hecho, el dinamismo de Cataluña está relacionado con su apertura social y su capacidad de integrar las diversas olas de la inmigración que han permeado su historia.&n